26.11.09

alegría deportiva

Es obvio que la felicidad pasa por seguir la Selección de Basquet. De hecho, hablé de eso varias veces. Pero el futbol tiene lo suyo también. Por ejemplo con esto que pasa con Maradona (obviamente acá lo bancamos) o con River, que ahora que le va mal te da la posibilidad de tirar un: "Y sí, Ahumada es el chabón que más bancó la camiseta en los últimos cinco años", y sentir que realmente te estás poniendo del lado de los buenos. O lo que pasó con Ortega al principio del campeonato. A mí, la verdad, me importa muy poco el campeonato. Pero verlo a Ortega dar vuelta él solo aquel partido contra Chacarita, en medio de un creciente clima de linchamiento mediático, me produjo una felicidad que no sé si muchos hinchas, -especialmente los que hinchan por equipos actualmente exitosos- pueden entender. Y ni siquiera los de Racing o Gimnasia. Porque de última, ellos ya están acostumbrados a sufrir. Y construyeron una bien ganada épica alrededor de esa condena. Pero el hincha de River no está acostumbrado. Y lo que tal vez no se esté dando cuenta es que momentos como ese de Ortega, o lo que pasa hoy con Almeyda, que volvió por la gloria y después de mil años de estar retirado, es una de las cosas más gratificantes que un hincha puede experimentar: el amor real -cristalizado en trayectoria constante y sonante- de un jugador por una camiseta. No un amor declamativo; uno hecho carne. Vivencia. Y la verdad, no encuentro alegría deportiva más plena que esa.

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