10.3.11

varguitas

No necesito que nadie me vengan advertir sobre Mario Vargas LLosa porque en el ‘99, cuando muchos que hoy son K chirriaban los dientes por Chávez y su revolución bolivariana en Venezuela, yo lo apoyaba. No me asustaba. Celebraba su aparición. Lo puteé mil veces a Vargas LLosa leyendo sus prejuicios contra el populismo. Pero banco su pasión intelectual, su prosa sexual y su vitalidad. Y sé que muchas de sus ficciones tienen más cultura popular, más sexo, más pasión, más política y más calle que toda una biblioteca progre junta, atiborrada de igualdad, jacobinismos morales y posturas bien pensantes.

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