26.1.10

tenemos mucho que aprender de los marginales

-¿Qué valores resalta de los habitantes de la villa?

En la villa vas a encontrar un ciudadano más solidario que el de las ciudades, que están impregnados de una cultura más individualista producto de que proviene de una ideología diferente, más liberal. Pongo un ejemplo: viene una persona enferma de Paraguay y no se busca dónde meterla: se hace un lugarcito en la casa aunque tenga que achicarse todo el mundo y hasta que no se cura no lo abandonan. Los curas de las villas hablamos de integración, pensamos que el resto de la ciudad tiene mucho que aprender de los marginales.

-¿Qué piensa de la erradicación de la villa? Sé que no le gusta el concepto, pero quisiera que explicara por qué...

Erradicación fue una palabra utilizada en algún momento y fue negativa: se quisieron sacar las villas y lo único que se logró es que la gente perdiera su lugar, su trabajo, hubo muertes (...) Lo que proponemos es integración urbana: por ejemplo, acá no hay una línea de colectivo que te lleve al hospital (Roque Sáenz) Peña, que es donde se atiende la gente. Es decir, la integración llega con gestos muy sencillos. Integrar urbanamente implica que la universidad esté más cerca de la villa, implica que los habitantes de la villa sean protagonistas de la ciudad.

-¿Por qué considera al habitante de un asentamiento como un urbanizador más que un usurpador, como se lo suele calificar?

En general, las personas tienen el prejuicio de que, como el habitante de la villa vive en un terreno que no le es propio porque no lo compró, entonces lo que se da es una especie de dádiva. Pero es todo lo contrario: todos estos lugares estaban abandonados, eran basurales, lagunas, dársenas del Riachuelo, y de pronto alguien que no tenía nada, porque se quebró la economía, hizo de ese lugar un barrio y, como no lo ayudó el Estado, lo hizo solo. Esa es la historia de nuestras villas.

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