En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El hombre le escupió la cara. Alí se incorporó y lo dejó.
Cuando le preguntaron porque había hecho eso, respondió:
-Me escupió la cara y temí matarlo estando yo enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos estando puro ante Dios.
(AH'MED EL QALYUBI en Nanadir)
3.8.05
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5 comentarios:
No será el de la piña prohibida ese?
juaaaaaaaaaaaaaaa!
si te referís al que te referís... ponele la firma!!! ;)
jejejeje
Bola Ocho said...
No sé si vale la pena dejar un comentario cinco meses después, pero sólo descubrí tu blog en estos días y lo estoy disfrutando. Nunca leí Nanadir pero conozco la historia de Ali, el León, de otras fuentes. Joseph Campbell se la atribuye a un gran samurai cumpliendo una tarea de su Señor, que se detiene "porque al enojarse lo estaría matando como un acto personal". Según Martin Lings, en la maravillosa biografía 'Muhammad', Ali se detuvo porque, como él dice, "cuando yo levanto la espada es Dios el que me mueve el brazo y no yo". No se trata de un tema de pureza pues sino de reconocimiento de quien es uno dentro de la Cración. Lindo, ¿no?
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