1.9.11

Hoy que hubo fecha libre para la Selección (mañana enfrentan el partido a priori más dificil de esta primera ronda, frente a Puerto Rico) voy a aprovechar para contar un poco cómo viene la mano alrededor del Preolímipico. Mar del Plata está contenta. Te lo dicen los tacheros, los mozos de los bares y los que te dan charla mientras hacés cola en el cajero. Para ellos, como suele pasar, que hayan elegido la ciudad para hacer el Preólímpico (se impuso a Toronto y Río de Janeiro), "es un orgullo". Y no es para menos. Todo lo que rodea al torneo es de nivel internacional. Desde la prolija organización para entrar en el estadio hasta el show que rodea el partido muy en la onda de la NBA (¡y no molesta!). El diario La Capital tituló en gran parte de la portada el comienzo del Preolímpico y sólo la muerte de Candela opacó por un momento lo relacionado con la Selección. Acá en el hostel, mientras tanto, el venezolano Luis se fue contento porque su venerado equipo por fin pudo salir de la mala racha de perder en los últimos segundos frente a Brasil y Canadá, y pudo vencer 106 a 69 a Cuba. Me dijo que se iba a Santiago de Chile, a ver cómo son las cosas por allá y que luego volvía para las semifinales. Desde el principio lo tanteé para ver si era escuálido o no. Ya sabía que no, por las cosas que deslizaba, pero después me terminó contando que no era ni anti-chavista ni anti-oposición, una tercera posición que sólo se puede llegar a sostener si no iguala ambas partes. Luis, un tipo formado según me dijo, en un partido revolucionario de izquierda, apoyó a Chávez cuando hizo el levantamiento militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez en el '92, pero luego se apartó cuando vio que el bolivariano terminaría conduciendo un régimen más populista que auténticamente revolucionario. "Es así chico, yo le reconozco muchas cosas a Chávez, pero no sigue la línea que yo persigo, por más que frente a él sólo haya odio y deseos de muerte". Las charlas generalmente se dieron en la cena junto al resto de los que estamos parando en el hostel: un rollinga busca vida, amigo de Pity y del Fachi, en la infancia; y los encargados del hostal, provenientes de Morón. Uno de ellos, Darío, hijo de un empresario pyme textil que perdió su fabrica con la convertibilidad. Todos lo escuchamos aténtamente a Luis y Luis a nosotros. Y durante un par de noches se dio un lindo intercambio cultural, en donde Luis nos hizo reir mucho con buen venezolano que se precie. Nos vemos mañana.

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