28.12.05

mis hits 2005

Al acostarme o por salir al laburo, mientras cocino o pierdo tiempo en la web, cuando lavo los platos o le pego una ordenada a la casa. Sensibles y tontas, divertidas y tristes, viejas y recientes, radiantes y melancólicas, acá están, estas son, las canciones que más canté y bailé en el año.

El corazón sobre todo (Estelares)
Everybody must get stoned (Bob Dylan)
Long time comin' (Bruce Springsteen)
Cuándo podrás amar (Las Pelotas)
I believe in miracles (acoustic) (Pearl Jam)
Suzieju (Lambchop)
I was a stranger (Smog)
The painter (Neil Young)
Firecracker (Ryan Adams)
Te la regalo (Jóvenes Pordioseros)
Nueva zamba para mi tierra (Litto Nebbia)
Begin the begin (REM)
Soft (Kings Of Leon)
Range Life (Pavement)

Felices Fiestas!!!

23.12.05

aprontando el whisky

Con Santiago hablamos de cualquier cosa. Sobre todo si es jueves. Qué año el 2003. La vieja reprimida de abajo y nosotros aprontando el whisky para despuntar el Podestá. Hoy tomamos cervezas, comimos empanadas y otra vez hablamos de cualquier cosa. ¿Qué es cualquier cosa? Puede ser aquello de lo que escribimos, eso que no nos gusta, las cosas que nos pasan, las mujeres que no están y dejaron de hinchar, nuestros amigos que tropiezan y admiramos, las bondades del jack daniels, Menotti o Bilardo (aguante Henry Miller!), las anécdotas repetidas, las especulaciones nuevas, las predicciones de alma, el afecto, las camperas de jean, la puteada sin sentido, la risa impune, ese tema de Calamaro que te describe tal cual, saber que si no ganas, si no triunfás en la vida, tu amigo te va admirar como antes, como siempre.

Y sí.

Somos así.

20.12.05

lo dicen todos

Hace frío en la semana, soplan vientos huracanados los sábados, añoro el buzo algunas noches.

No hay dudas. Lo dicen todos.

Este es un diciembre atípico.

es la remera de Fede

Vamos en taxi rumbo a Obras. En realidad, rumbo a la previa a Obras. Pasamos por la plaza de Olleros y Libertador, le comento a Martín, superamigo salmonero: “A esa calesita me llevaba mi vieja de chico”. Me dice que a él también. Suponemos que alguna vez competimos por una sortija. En ese momento, un amigo suyo se acuerda del regalo para un tal Fede. “¡Me olvidé!”, exclama. “Me olvidé la remera!”. Y exige ir por ella. “Chabón, se la das otro día”, protesta Martín. El taxi se detiene en el semáforo de Juramento. ”Estamos apretados con la previa”, explica. Pero al amigo no le importa. “Necesito darle la remera a Fede. ¡Necesito dársela hoy!”. Un segundo amigo de Martín, y amigo de él también, le muestra la hora: “Boludo, es tardísimo. Se la das otro día y listo”. Pasamos el Mac Donalds cerca de Obras. “Noo! Otro día no, hoy... ¡Hooooy!”. El tachero se da vuelta. Voz de Coco Basile: “Pibe, dejá de romper”. Da la impresión de que le gusta el whisky. Y de que lo toma cargado. Silencio el resto del viaje. Ya en lo del tal Fede, abrimos un vino y nos sentamos a tomarlo en su cuarto. Suena un vinilo de Queen. “Che, ¿puede ser que tenga un sonido más humano que los cds?”, pregunto. “Sí”, dice Martín, “es porque percibís los defectos”. El piso es de alfombra. "Y también porque no le suprime los agudos y graves”, acota Fede. “Ah, claro”, digo yo. El vino circula por el cuarto. Fede y Martín me muestran unas grabaciones caseras. Me parecen geniales. Dos canales: guitarra y voz. Percusión ocasional. Les comento que tengo varios amigos que también hacen grabaciones caseras. Fernán en paternal. Juan en el mismo barrio. Otros conocidos en otros barrios. “Loco, hay que hacer algo con todas esas grabaciones. Algo bien salmonero y federal”. A todos les parece una idea excelente. Fede propone ir al balcón. Piso quinto o sexto. Se ve Obras desde ahí. También el río. Soledad se acerca y me dice: “Tengo que grabarme bien esta vista. No sé si la voy a volver a ver”. Es cierto, a veces las vistas lindas se olvidan rápido, me pasa seguido. Está fresco y volvemos al cuarto. El segundo vino está mejor. Pero se nota que falta el Fumo. El amigo de Martín, el de la remera de Fede, es el primero en darse cuenta. “Che”, pregunta, “¿nadie trajo?”. Silencio sepulcral. “¿Cómo que nadie trajo?”. Los grillos se escuchan desde Obras. “¡Boludo!, ¡hay que ir a buscar!”. El otro amigo de Martín, el que iban con nosotros en el taxi, le vuelve a mostrar la hora. “Estamos jodídisimos de tiempo. No da”. Varios de los que fueron llegando a la previa asienten. “Pero sí estamos a ocho cuadras... Dale, ¡de paso le traigo la remera a Fede!”. “¿Qué remera?”, pregunta Fede. “¡No chabón! Vemos si conseguimos algo durante el recital”, dice el otro. “¿Vos me estás jodiendo? ¿Cómo que vemos si conseguimos algo? ¡No es agua mineral que la reparten gratis”. Pausa. “Es cierto”, dice uno. “En eso tiene razón”, se suma otro. “¿Qué remera?”, pregunta Fede. El amigo de Martín se rinde. “Bueno, está bien. Vemos qué hacemos”. Festejo generalizado. El Fumo triunfa otra vez. Con Martín, Soledad y la hermana de Martín cruzamos a Obras y no llegamos a enterarnos si finalmente la comitiva partió en busca del amigo. No importa. Esa noche el Salmón empieza puntual y canta mejor que nunca.

14.12.05

canción del horizonte

Elijo Litto Nebbia*.

No porque sea el mejor. Decididamente no tiene el prestigio de Spinetta ni el don mediático de Charly García. Es decir, no se peleó contra el mundo, ni la UBA se arrodilló ante su poesía. Pero es tierno. Y canta con honda pasión. Con orgullo. Como si fuera lo último que le quedase. Si lo permitís, eso te enamora. Siempre.

Canción del horizonte no es un tema muy conocido. Pero todos los que adoramos a Litto Nebbia, también adoramos esta canción. Una cadencia repetitiva que te envuelve lenta y pertinazmente. Una letra que habla de atardeceres, de hijos, de melancolías y que te vence, te hace suspirar.

En un momento dice: “Que la tristeza de un atardecer tenga el sabor de tu boca”. También: “¿Cuántas veces soñamos tener un hijo, sangre compañera? ¿Para luego decir allí está, es el fruto de un amor verdadero?”.

Litto logra que Brian Wilson venga, se de una vuelta por el Río de la Plata y te diga: “Gracias, me gustó”.

Todo bien, Brian. Para Nebbia fue un placer.




*Texto para Pecados Musicales, programa de radio de unos amigos (aquí, aquí y aquí) en el que colaboro con la música. Va los lunes a las 23 por FM Patricios . ¿Consigna? Elegir una canción (y justificar) para la última emisión del año. Hurras!

7.12.05

aguante

Recién mi amigo Juan me contaba cómo él y El Bernard se hicieron amigos de un guardia en el Personal Fest que les fue pasando toooodo el alcohol (prohibidísimo si no tenías la pulserita para acceder al exclusivo predio vip dentro del predio vip) antes de Duran Duran. Me contó de la mala onda que se respiraba, de cómo todos se miraban amargados y de cómo bufaban cuando querías acceder más cerca del escenario. "Casi nos cagamos a trompadas", me dijo. "Y más de una vez, eh". No lo dudo. Ahí me acordé de mi reciente recital de Pearl Jam y le comenté: "A mí me gustan los eventos que pedís pasar y te dicen 'eeeeh, todo bien vieja! pasa tranquilo!!'".

-Los recitales que la gente no tiene vergüenza de saltar o cantar como desaforado.

-Jajajaja -rió con ganas-. A mí también.

Aguante.

1.12.05

y de repente

Cada vez me importa más la experiencia. No la experiencia en el sentido de ser viejo y tener conocimiento de algo (que no está mal tampoco) sino la experiencia estrictamente vivencial y al paso. Una conversación con un amigo, un chiste que te dejan picando y clavás al ángulo, una mina que te cogés y de repente te empieza a gustar...