31.12.11

mis hits 2011




La blancura de la ballena (Reno y los Castores cósmicos)
La guerra psicológica (El Perrodiablo)
La fiesta (Olfa Meocorde)
El Bombero (Prietto viaja al cosmos con Mariano)
Miel (Las cancheras)
Desvelado (Rosario Blefari)
Clase B (Los Totales)
Ella es peronista (SUB)
Convidé (The hojas secas)
Esta noche (Reimon Starship y los venusinos)
Ahora soy vegetariano (Javi Punga y su conjunto musical)
El vigilante de la oscuridad (versión nueva) (Antolín)
Hábeas Corpus (Hernán Martínez y las Estrellas)
El tigre de las facultades (107 Faunos)
El gran hombre de este planeta (Valentín y los volcanes)
El día del huracán (acústico) (El Mató a un policía Motorizado)

29.12.11

Se la pasan hablando de la muerte
del peronismo
de su necesaria
superación.
Pero el peronismo es bueno
y les da de comer
con charlas, libros
y clases

18.12.11

la fiesta, la otra vez, no fue de nosotros

¿Quién puede dudar de que este Gobierno significó acumulación y avance para la clase trabajadora en la Argentina?

El consejo del salario, las paritarias, más de 30 aumentos del salario mínimo vital y móvil, aumentos de jubilaciones, la Ley de jubilaciones...

El paquete de avances ha sido espectacular. Y por eso hay que defenderlo.

Pero yo creo que una cosa es el Gobierno cuando conduce la agenda y otra cuando conduce la fuerza política.

Cuando conduce la agenda, acierta: Ley de tierras, Ley penal tributaria, los avances de la Ley de papel prensa.

Por eso, cuando armaron las últimas listas en las últimas elecciones me dije: esto es para quilombo, se va a armar un desastre.

Porque no se le pueden dar todos los cargos a un sola agrupación juvenil en desmedro de la construcción de todo el campo del pueblo. Eso es la antítesis de visión movimientista.

¿Cuál es la visión movimientista? Aquella que conduce todos los sectores del movimiento nacional popular y democrático y socializa de manera equitativa el poder político.

Y hoy Moyano es un tipo herido por eso.

Un tipo que vino poniendo el hombro en los conflictos. Alguien que le puso el hombro tanto como nosotros en los momentos mas difíciles de este Gobierno.

¿O alguien puede decir lo contrario?

Y la verdad que fue ninguneado. Muy ninguneado.

Que un excelente dirigente sindical como Carlos Schmidt no haya podido ser diputado nacional por Santa Fe y en su lugar hayan optado por poner un pibe sin historia y sin ninguna trayectoria la verdad que es algo que no sólo le duele a él sino a todos en la clase trabajadora argentina

Y yo digo esto no para hacer moyanismo sino para trata de ubicar el problema en su punto justo.

Ahora, nosotros no podemos mandar el país al '74. En la Casa Rosada hay un tipo que por ahora no voy a nombrar, un hijo de mil puta, que anima a los pibes al enfrentamiento con los sindicatos. Y en los sindicatos también hay algun pelotudo que calienta cabezas para enfrentar a los sindicatos con los pibes.

Por eso, en este momento, en vez de hacer leña del árbol caído, tenemos que bregar por la unidad. Aprender de tanta sangre derramada. Nos mataron a 30 mil compañeros. ¿Y saben cómo empezó todo? Enfrentándonos entre nosotros.

Yo quiero ver a los sindicatos y a La Cámpora y a todo el movimiento nacional popular y democrático trabajando unidos.

Cristina es una gran presidenta y Moyano un gran dirigente social. Y los dos son esenciales para que este proyecto avance.

Por eso al calenturiento de la Rosada que tanto tuvo que ver con las listas y que lastimó a tanta gente en el movmiento nacional le digo: pará querido, pará que te estás equivando; y al que está alrededor de Hugo y que pone fichas tambien le digo: bajá un cambio, tenemos que empezar de nuevo.

Porque la fiesta, la otra vez, fue de los enemigos. No de nosotros.

16.12.11


Dicen que no hay que forzar
en la vida
pero uno es ser
humano
y desde que inventaron
la rueda
hace millones de miles
de años
no viene haciendo otra cosa
que forzar.
En la nueva fórmula nacional, popular y democrático, la última palabra está demás. Si sos nac&pop no hay forma que no seas democrático. Salvo que tengas una concepción liberal y republicana (y no social) de la democracia. Ahí ya el problema es otro.

10.12.11

Su hijo tiene muy
desarrollado
el sentido
de justicia
les dijo la maestra
de sexto grado
a mis viejos
una vez.

¿Está mal?,
le preguntaron.

No, no está mal

Pero es doloroso.

9.12.11

El libro que tengo en mi mano y que llevo a la otra orilla del Río de la Plata es tan rojo como mi sangre, mi rencor y mi amor por el rocanrol

7.12.11

En este blog bancamos a Joaquín Levinton desde que comprábamos sus discos en Musimundo y charlábamos borrachos en la escalera de El Podestá

11.11.11

el evento multiudinario

Amo el under. Pero hay una emotividad en los grandes momentos multitudinarios, cuando conectás con centenas de miles, que sólo ocurre ahí. En ese lugar. La experiencia popular lleva, en esencia, al evento multitudinario. Al punto que si lo popular no es masivo todavía, seguramente pronto lo será. Caso Redondos. Y está bien. Como ya dije alguna vez: amo el under. Pero el evento multitudinario te pide confundirte con los demas. Diluir el yo. Y no todos están dispuestos, aunque la recompensa siempre sea grande. Nada menos vibrar con los demás, sentirte grande y, por unos instantes, olvidarte de vos mismo, ser feliz.

16.9.11

Hoy una cajera me preguntó
si era del interior
porque me oyó cantando un tema
que justo
pasaban por la radio.

"No, de acá", le dije
mientras me daba el vuelto
con Calamaro sonando
todavía
en los parlantes.

"Ah", me contestó
más curiosa
que sorprendida.

"Porque acá
la gente
no canta".

15.9.11

la yapa

Como Jauretche en Los profetas del odio le voy a dedicar a una yapa a este Preolímpico de Mar del Plata que marcó mi vida y, al parecer, la de los jugadores y muchas otras personas también. Para empezar, llegué con una mano atrás y otra adelante. Ya en el micro, con casi 40 grados de fiebre, me emocioné con una película de Steve Martin. Steve Martin. No estaba bien. Trataba sobre pareja mayor que había llegado a tener 12 hijos y te hacía fantasear con tener una familia parecida. La madre que hace su vida a los 45 y un marido canoso que maneja la situación como puede, pero sin perder su vocación como entrenador de fútbol americano. Cuando llegué al hostel me seguía sentiendo mal. Pero pensé: ya se me va a pasar. Un ibupofreno que me baje la fiebre y listo. Viene el Preolímpico. Vienen Ginóbili, Scola y los demás. No puedo estar mal. ¿O no? Cené junto al resto del hostal y pasé a mi habitación. Era chiquita, confortable, pero no podía respirar casi. Una cama marinera imposible de abordar. Salí al pasillo y apenas me vieron me dijeron: ¿qué te pasa? ¡estás muy palido! Y ahí tomé conciencia. Estaba mal. Tenía los bronquios cerrados. No podía respirar ni, evidentemente, dormir. Tomás, el dueño del hostal, se asustó. Te llevó ya a la clínica, me dijo. ¿Tenés obra social? Sí, pero no cubre nada. Vamos a la clínica, insistió. Si te llevo al público te morís esperando. Y no le pude discutir. Casi que no podía entrar al auto de la falta de aire que sentía. Pero llegué y me dieron suero, nebulizaciones y corticoides. Todo lo que te hace sentir mejor, pero muy loser. ¿Viniste a Mar del Plata para esto? El Festipulenta acústico me había dejado de cama. Conde, nuestro amigo que cobra entradas en la puerta, me había dicho: el problema es que vos, ni aun pedo, relajás la responsabilidad. Y es así. No puedo. En la clínica me dieron un programa de nebulizaciones que cumplí masomensos bien. Después de cada partido pasaba por ahí y de a poco me empecé a sentir mejor. Un poco por las nebulizaciones y otro por el equipo, que como todos ya sabemos, comenzó a jugar cada vez mejor. Ya lo conté: fue increible para mí ver en vivo y en directo a Ginóbili, Scola, Nocioni, Oberto y el resto de los muchachos. Hacer los preparativos de cancha. Aprontar el partido. Eso, sin dudas, me terminó de curar. En el hostal me preguntaban, cada día, a la vuelta del partido, como me sentía, y yo les decía: mejor. Como el equipo. Que me sanaban con cada doble o triple que metían y la alegría que nos mostraban a todos para jugar. Mar del Plata estaba templada. Casi invernal. Y era complicado salir desabrigado. Pero aun así me las arreglé bastante. Nunca, hasta ese momento, la había recorrido a pie. Por los bordes, las calles olvidadas, la avenida Juan B Justo. Y el balance es mixto. Sin duda es una gran ciudad, con una gran historia y una belleza indiscutible. Pero también un lugar destemplado y desangelado. Un viento frío que te pega en la cara y no te pregunta si te parece bien. Yo tuve la suerte de que pude visitar muchos familiares que viven allá. Una prima que viven el bosque y me recibió con todo el cariño. Una tía que se la banca en Puerto Mogotes. Otra que también afronta los ventarrones en La Feliz. Y otros primos. Una familia entera que de una década a esta parte se fue a vivir a esa parte del mundo y me cobijó. Pero te la regalo, eh. Doce meses, veinte años, toda una vida viviendo en Mar del Plata. Te queda escribir tus obras completas o morir. Heminghway vagando por La Perla. En el hostal me trataban bien y me cuidaban. A la noche veíamos NatGeo, el especial por los diez años del 11 de septiembre. Minuto a minuto. O cómo fue que un grupo de árabes empobrevicidos, pero con la sangre en el ojo, le asestó el mayor golpe al imperio más grande de la historia. En seguida, en el living, saltó la teoría de la conspiración: no fue un atentado de Bin Laden; fue un autoatentado de Bush. Una teoría comodísima para desligarnos de cualquier empatía con las supuestas víctimas (los yanquis) y mantener nuestro justificado encono hacia el mal mayor (Estados Unidos). Pero no es tan fácil. Pensar así es no entender como piensa Estados Unidos. Es creer que un presidente yanqui, cualquiera que sea, sería capaz de dañar su propio estado, su orgullo imperial. Menem, sin duda hubiera sido capaz. Y de hecho hizo volar una fábrica militar en Río Tercero para tapar su responsabilidad en la venta de armas a Ecuador. Pero Menem no es yanqui. No piensa como un yanqui. Y el error de las teorías conspirativas es pensarlas desde acá. Desde el Yabrán vivo en las Bahamas después de haberse suicidado. O desde el cajón vacío de Nestor después de muerto. Estados Unidos no es así. Y los árabes que los odian con toda su alma, tampoco. ¿O no hay un poco de subestimación en pensar que ellos fueron meros títeres de un plan de autodestrucción? ¿Qué le harían ellos a un crítico marxista en Paquistán si anunciara a viva voz su teoría del autoatentado? ¿Lo considerarían amigo de ellos o del imperio? Tanta fantasía seguida te va a ser mal le cantarían Los Decadentes. Como un consejo, nomás. Pero dudo que les llevaría el apunte. Posiblemente se dejarían morir: "Apedrado en Afganistan por culpar a Bush del atentado de las Torres", titularían al día siguiente los diarios. Y no me digan que no sería un gran titular. El chiste macabro de cuanto peor, mejor. En el hostel no llegábamos a tales disquisiciones, claro. Pero sí una dinámica firme de partidos, especiales de NatGeo y conversaciones multiculturales entre el rolinga, el venezolano anti-anti, los laburantes, el dueño Tomás, la rehabilitada, los anónimos pasajeros y quien escribe. La familia ideal para seguir a la Generación Dorada y no morir en el intento. A todos ellos, esta yapa. Y muchas gracias.

11.9.11

Lo comentábamos con una fanática que también se vino desde Capital para ver todos los partidos de la Selección, la gran despedida de esta Generación Dorada: el partido infartante fue el de ayer, contra Puerto Rico. Ahí se nos secó el corazón, las ganas de llorar. Hoy puteamos y festejamos, es cierto, pero fue diferente. Más de disfrutar. Ganarle a Brasil (como en el Mundial 2002, el Preolímpico del 2003, el Preolímpico del 2007, el Mundial 2010; ya es una costumbre) fue un broche de oro. 85-70. Y fue justo. Porque ese primer cuarto, en donde los dejamos con míseros nueve puntos, fue lo mejor que hizo este equipo en todo el torneo. Con la defensa funcionando a pleno y Scola despuntando lo que sería una noche perfecta, ideal. "¿Por qué siempre sobresalís cuando jugás contra Brasil?", le preguntó un periodista ídem en la conferencia de prensa. Y el Luifa podría haberle contestado: "Porque a ustedes quiero ganarles siempre, brazucas hijos de puta". Pero ya sabemos que Scola es un ser noble y nunca diría en público una cosa semejante por más que en cancha demuestre eso mismo con creces. Lo sufrimos el partido. Pero lo dominamos de punta a punta. Sólo en un momento, a mitad del tercer cuarto, una ráfaga de Brasil nos puso contra las cuerdas, pero ahí volvió a aparecer el gran Kammerichs, el Yacaré, que con un rebote y un doble nos devolvió el ánimo y la confianza en ganar (después estuvo lo de los libres fallados del final, pero eso contribuyó más al necesario suspenso del buen campeón que a un peligro real por parte de Brasil). Fue hermoso ver a los jugadores saltando y cantando al final. Jugar como chicos, hacer patito contra el piso y dar la vuelta olímpica coreando las canciones de la hinchada. A la salida, mientras la gente les festejaba frente al micro, el Chapu y el Yacaré abrieron las escotillas del ómnibus y se pusieron a rociarnos de champán desde el techo. Era una fiesta en la noche gélida de Mar del Plata. Una ciudad que se vio revolucionada durante las dos semanas que duró el certamen y que en todo momento sintió el equipo como propio. Como un hijo que viene de visita y al que hay que agasajar. "Pensé que iba a ser un torneo más y terminó siendo especial", dijo Scola. Y así fue. Estos tipos te emocionan siempre. Y ahora estoy viendo cómo hago para mandarme para Londres. Total, soñar con este equipo no cuesta nada. O mejor: cuesta todo. Pero te lo recompensan. Siempre. Y cada vez más. Soy feliz con esta Selección. Soy mejor persona. Y el mérito es de ellos. Hasta la próxima.

10.9.11

Reconozco que cuando el hijo de puta de Barea tiró ese triple pensé lo peor. Me imaginé llorando como hacía años no lloraba por un deporte. Pensé en mis amigos, mis viejos, las mujeres que quise y todos los que aún se preocupan por mí en momentos como estos. Pensé en ustedes. Pero también en los que te consuelan para que les expliques cómo fue que le dedicaste dos semanas de tus vacaciones a un equipo gigante, sí, generación dorada, sí, "pero que fracasó". "Como todos". Los que te dan la palmadita en la espalda y en el fondo piensan "viste, fuiste a una fiesta pero era un funeral". Todo eso pensé (inclusive en este blog: ¿qué mierda iba a escribir?), mientras me arrodillaba contra la baranda de la platea lateral y sólo atinaba a mirar con ojos aterrorizados el partido que íbamos ganando por apenas dos puntos y con la pelota --¡el destino!-- en manos de ese hijo de puta gran jugador de Barea. Putear contra la mala suerte, contra los pájaros del mal agüero y contra este Puerto Rico, un país que adoro, admiro y me seduce como pocos (tienen la cultura latina y yanqui en una sóla tierra y mar, y eso ya es mucho decir), pero que hoy, recién, hace un ratito, les deseé lo peor, todos las catástrofes juntas que se le puede desear a un país. Y no por mí. Por ellos. Los jugadores. ¿Ustedes se imaginan a Ginóbili, Scola, Oberto, Nocioni yendo a una conferencia en donde alguno --nunca falta-- les indilgara que habían fracasado, que habían armado la gran fiesta del velorio ante sus propia gente? Yo no. Pero es lo que hubiera pasado. Y este equipo no se lo merecía. No habría sido justo. O mejor: habría sido una gran injusticia divina. Porque no había otra explicación que echarle a la culpa a Dios. Pasar agnósticos a creyentes blasfemos en un segundo. Por eso, y no por otra cosa, sentí también que este partido no lo podíamos perder. Me explico: durante todo el segundo tiempo (que arrancamos perdiendo por cinco puntos y en seguida se estiró a casi diez) ya había empezado a pensar que podíamos llegar a perder. Y que eso sería una tragedia. Nunca, durante todo el torneo, había considerado una cosa así. Pero durante ese fatídico segundo cuarto (en donde entró Nocioni en una pata y nos salió todo mal) lo empecé a considerar y me asusté. Me morí de miedo. Y seguramente al equipo le pasó algo parecido: ¿qué pasa si perdemos? ¿Qué pasa si... quedamos fuera de los Juegos Olímpicos? ¿Es posible? Era posible. Por eso, mi costado creyente (que lo tengo, ahora me doy cuenta), contrarrestaba: "una cosa así sería ilógica con la historia de este grupo; con todo lo que vivió hasta hoy". Ya saben: los titulos ganados, las epopeyas, la bendita Generación Dorada. ¿Cómo una historia semajante iba a terminar así? ¿Tan triste? ¿Tan... mal? ¡No tenía sentido! Y esa fe en un "sentido de la historia" (al final soy más kantiano que cristiano) fue lo que me mantuvo, al fin de cuentas, con esperanza hasta que terminó el partido. ¡Absurdo! ¿O Necesario? Nunca lo sabré. Lo que sí sé es que cuando ese bendito triple de Barea hizo planc, el tiro rebotó en el aro, y se acabó el tiempo, sencillamente me desplomé y lloré. Lloré por ellos. Y por mí. Por todo lo que me costó venir y cumplir esta promesa de verlos de cerca. Y por toda la gente desconocida y hermana que estaba sufriendo lo mismo que yo. El jubilado que me abrazó diciéndome "viste, pudimos". La joven madre que me levantaba a su beba y me pedía que la bese. El acomodador rompiendo a piñas la baranda. Les puedo asegurar que había un estado de histeria colectiva en el Polideportivo de Mar del Plata en donde el guión más loco de David Lynch podía tener lugar. Habíamos ganado y nada más importaba. Ginóbili, ¡como te quiero Manu!, lo levantaba en andas a Pablo Prigioni y el resto del equipo se sumaba al festejo y todo lo demás daba igual. Yo sé que tendría que comentar aunque sea un poco el partido. Y tengo cosas para decir (no quiero dejar de subrayar el repunte anímico que nos dio el Yacaré, ¡fue milagroso!). Pero eso será mañana. Hoy sólo puedo decir gracias, muchachos, los quiero mucho. Los amo. De verdad. Londres 2012, la tenés adentro. Argentina 81 - Puerto Rico 79.



felices cien, Nelly

8.9.11

Listo. Llegamos. Ya está. 84 a 58. A Dominicana. El pase a la semifinal. For good. Después de una primera semana excelente y una segunda con complicaciones, este partido puso un poco las cosas en su lugar: si ganamos el sábado, el domingo viene de regalo. No es poco lo logrado hasta ahora. Estuve leyendo un poco de la prensa internacional y todos destacan el elevado promedio de edad argentino y lo vinculan con el bajón de los últimos partidos. Tienen razón. Ginóbili tiene 34 años. Scola, 30. Nocioni, 31. Oberto, 35. Son tipos grandes. Se cansan. Pero están ahí. Con sus años a cuestas y su compromiso. Luifa, que viene de una lesión, se pasa una hora con hielo en una pileta para cuidarse la rodilla. Lo mismo Oberto. No hay otra. No tenemos una selección mejor. Y si la tuviéramos, no sé si valdría la pena. Yo los quiero ver a ellos. Yo me vine, en plena bronquitis, para verlos a ellos. Presenciar a a estos tipos que allá por 2002, en plena crisis económica y social, me recobraron la fe por una Selección de nuestro país. Siempre presentes, siempre bien. Mar del Plata en invierno es jodida. Mitad vacía, mitad triste. Cuando sale el sol, sonreimos. En el durante, no tanto. Pero ésta es la Generación Dorada y el chino de la vuelta te pregunta qué te parece el equipo, el hostel se revoluciona y en la San Martín te dejan el superpancho a tres pesos con cincuenta porque Argentina llegó a la semifinal. "¿Te viniste a ver la Selección? Qué loco. Gracias, che", es la frase que más escuché desde que llegué acá. Y yo les sonrío. ¿Qué más puedo hacer? Hoy con Dominicana estaba el miedito a perder. Después de una derrota importante como la de ayer, siempre está el vértigo de que se repita la caída. Pero este equipo conoce esa dinámica y, de algún modo, la anticipó. Salió a comerle los pies a Dominicana. Sin Nocioni, sin Paolo Quinteros, con Oberto en cuenta gotas, pero con el Yacaré Kammerichs, que la rompió en este partido, con diez puntos y nueve rebotes, y nos abrió el camino para ganar. Dominicana hizo lo que pudo. Pero Argentina no lo dejó. Y cuando Manu y Scola se encendieron, no les quedó mucho para hacer. Un muy buen triunfo de Argentina y una buena forma de llegar entonados al sábado. Londres 2012 estamos ahí. Guarda. Hasta mañana.

7.9.11

¡Qué calentura! Ya apenas arrancó el partido y a los cinco segundos se lesionó el Chapu sentí una mala espina: "Esta es la típica que después recordás como el principio del fin", pensé. Y tal cual. De ahí en más todo se hizo todo cuesta arriba. Y para Brasil, todo fácil. Terminamos el primer tiempo uno arriba, pero creo que fue el único momento del partido que estuvimos al frente del marcador. Lo curioso es que ellos tampoco la tuvieron del todo sencilla ya que Tiago Splitter, su figura pivote, jugó muy poco porque se cargó de faltas, aunque su reemplazante Rafael Marquinhos la rompió e hizo que no extrañaran al NBA. Fue un flojo partido de Argentina. Pero no desastroso. En el haber, además de Manu, cuento a Oberto, que la rompió en los míseros nueve minutos que jugó (es claramente el mejor defensor, cuando está en cancha somos un muro) y a Kammerichs, que levantó el partido con dos dobles sacados de la galera y varios sus tapones característicos. Lejos de ser una figura decorativa, Kammerichs se la arregló como pivote (cuando es alero) y estuvo presente cuando más lo necesitábamos. Grande Yacaré. Del otro lado fue impresionante --mal que me pese-- la labor armadora de Marcelinho Huertas, que dominó el partido como quiso y le ganó el duelo a Prigioni (que igual no jugó mal) y del citado Rafael. "Perdimos versus BRA. Un golpe que duele, pero lo creo necesario. Nos ganaron realmente bien. Felicitaciones a los vecinos", tuiteó Manu hace un ratito y yo estoy de acuerdo. El invicto, si bien justo y cierto, era una arma de doble filo; una invitación al desastre. Ideal para tapar errores y despertarnos en medio de una pesadilla. Y ahora ya no vamos a poder hacernos los boludos. Las cosas para corregir (la debilidad de la defensa cuando no está Oberto, el ataque errático cuando no aparece Gióbili) ahora están a la vista. Y tenemos tres días para acomodarlas. En el medio está Dominicana, que viene haciendo un gran torneo y ¡ya le ganó a Brasil! Je. Pero a no desesperarse. Confío en este equipo y confío en que van a poder mantener la cabeza en el partido del sábado, que es cuando --al fin de cuentas-- importa el triunfo de verdad. Por lo pronto, felicitaciones hermanos brasileros, nos ganaron muy bien. 71-73. La próxima será otra historia. Hasta mañana.

Un poquito tarde porque el partido se jugó ayer (me alojé por hoy nomás en el famoso bosque de Mar del Plata, sin internet, wi-fi o cosas modernas que se les parezcan) cumplo en contarles que Venezuela, por fin, fue el rival que la Generación Dorada esperaba. Después de la tibieza de Canadá (qué tipos sin sangre, Dios), esta nueva selección venezolana le hizo partido a la Argentina y la obligó, por primera vez, a superar los cien puntos para ganarle. Ellos, por su parte, nos metieron 93 tantos y se convirtieron en el equipo que más nos marcó del torneo. ¿Preocupante? Ginóbili hizo autocrítica al final del partido y dijo que "fuimos un colador". Yo no lo veo tan grave. Es bueno este équipo venezolano. Muy probablemente no alcancen las semis porque tienen adelante a Brasil, Puerto Rico y Dominicana, y les falta experiencia para cerrar los partidos. Pero hasta ahora inquietaron a todos y con el aliento de Chávez desde twitter parecen decididos a no rendirse hasta el último minuto. Para mí, entonces, fue un buen partido de la Selección, con un Prigioni sencillamente brillante (hizo 6 triples y condujo los hilos como nunca), un Nocioni sólido, y un Ginóbili agudísimo y matador que además se destapó con 6 triples sobre 8. Sí, nos descuidamos bastante en el fondo. Pero también influyó que no jugó Oberto (guardado por Lamas para las semis) y que, bueno, Venezuela planteó un palo a palo imposible de resistirse. 111-93, como dijimos. Hoy, el clásico con Brasil. Lamas ya avisó que atento a las semis va volver a guardar a Oberto y que no va recargar de minutos a las figuras, lo cual me parece muy bien, porque para algo tenemos un plantel muy rico y con muy buena rotación. Si algo me molestaba de la época del Oveja Hernández, el anterior DT, es que se aferraba demasiado al quinteto inicial (una tara alfio-basilística decía entonces) y cansaba a los titulares de manera totalmente innecesaria. Hoy por suerte eso no pasa y seguramente veamos un clásico jugado a dientes apretados, como debe ser, pero sin riesgos inútiles y pensando siempre en el sábado. Nos vemos esta noche.

5.9.11

Tranquilos. 79-53. No siendo un mal equipo (tienen 3 NBA), Canadá se las arregló para sacarnos el partido más flojo a nivel emoción de todo el torneo. Sí, nos exigieron más que Paraguay y Uruguay en la primera ronda, pero partiendo de una riqueza mucho mayor que nunca se plasmó ni en medio minuto de peligro para nosotros. Es cierto que Argentina no los dejó. Prigioni volvió a ser un relojito (viene siendo uno de los más regulares del equipo, un capo Pablo) y El Chapu tuvo un muy buen partido, con tres triples casi seguidos y varias de esas corajeadas que nos encantan. De Ginóbili no quisiera hablar demasiado porque ya casi que puede sonar que estoy exagerando. Pero no queda otra. Cada vez que sale y reingresa al equipo cualquier principio de barullo se disipa y los ataques vuelven a tener la fluidez del principio. La Selección anda de nuevo sobre rieles. No hay dudas de que a nivel mental es el más fuerte hoy por hoy: vivísimo para aprovechar cualquier error del contrario, y frío y valiente cuando hay que abrir una brecha en el rival. Hoy hizo un pick 'n roll de lujo con Scola (el pick 'n roll es como la pared en el fútbol) y el estadio, que venía un poco apagado por la medianía de un rival mediocre en sus pretenciones, se despabiló y le regaló una de esas ovaciones que nos contagian a todos. Así es Ginóbili. ¿Será tan fácil lo que venga? No. Les aseguro que no. Mañana nos toca Venezuela, un equipo joven y con mucha hambre de gloria, que le hizo partido a Brasil y a Dominicana (casi les gana) y que en los amistosos fue el rival que más nos complicó. Hoy, contra Puerto Rico, terminaron a las piñas y perdieron. Pero también los tuvieron contra las cuerdas más de una vez y se nota que tienen muchas ganas de llegar a las semis (y ahí está el grosso de Chávez arengándolos por twitter). Después, pasado mañana, nos toca Brasil, que no está en su mejor momento, por momentos parece desorientado, sin alma, pero que tiene grandes jugadores y al que seguramente sea el mejor técnico de este Preolímpico (sí, el gran Rubén Magnano). Y por último Dominicana, que ya es la revelación del torneo: terminó primera en su grupo, le ganó a Brasil y juega muy bien. Cuidado. Entre ellos, más Puerto Rico, van a estar los otros tres semifinalistas (descuento que va a estar Argentina), y seguramente nos entreguen entre sí partidos muy entretenidos, muy peleados, que van a servir como para que la Selección los agarre más cansados. ¿La ventaja de ser los favoritos? Sí. Y la ventaja de ser los mejores. El Dream Team somos nosotros. Hasta mañana.

3.9.11

A simple vista, un partido parecido al de ayer. Panamá se contagió de Puerto Rico y nos complicó bastante el primer tiempo, cuando nos terminamos yendo abajo por un punto (38-39). ¿Qué pasó? Algo muy parecido al partido con los Ticos: una ofensiva errática y un Scola extrañamente flojo debajo del aro. Es curioso, porque Luifa terminó con 19 puntos, fue el goleador del equipo, pero esos puntos que se perdió en la zona pintada son los que nos impidieron irnos tranquilos al descanso. Luego, en el segundo tiempo, lo de siempre: Argentina que ajusta las clavijas, Ginóbili que da las estocadas necesarias con el resto del equipo acoplándose a su envión (muy bien Prigioni clavando cuatro triples casi seguidos) y Panamá que no puede mantener la intensidad. Pero siendo la segunda vez que vemos este problemita, cabe preguntarse: ¿pasa algo? Yo, que no soy un experto en basquet ni mucho menos, creo que hay algo que no está del todo ajustado en el quinteto titular. Como tenemos cuatro NBA, pero dos en el mismo puesto (Gino y Delfino como escoltas), Lamas tomo la decisión de incluirlos a ambos y resignar un interno (Oberto o Juan Guitierrez). De esta manera, tenemos tres armadores (Prigioni, Gino y Delfino) y un alero (Nocioni) que en los últimos años en la NBA tendió a no jugar tanto en esa posición. Así, noto que nos falta profundidad a la hora de atacar que tampoco se compensa en la defensa porque seguimos tenindo un sólo interno (Scola). Tal vez esto tenga que ver con los comienzos flojos que tuvo el equipo ayer y hoy. Tal vez no. Pero lo que sí está claro es que esta formación de dos escoltas y un base no es la usual y que el equipo levanta fluidez en la ofensiva cuando volvemos a una formación más clásica con Oberto o Juan Gutierrez acompañando a Scola. Hoy, como contaba, estuvo muy bien Prigioni y también el ratito de Paolo Quinteros cuando jugó. Se nota que es un crack y que sólo es suplente porque adelante tiene a Manu y Delfino. El Chapu también se destacó con un par de sus corejadas que amamos (y que despertó al público) y Ginóbili, bueno, Ginóbili volvió a ser el mejor. El tipo por el cual vale la pena prestar atención cada segundo que pisa el parquet porque nunca sabés con que te puede llegar a salir. Hoy hizo varias de las suyas que sirvieron para levantar el anímo y no se nos pusiera peligrosamente abajo el partido. 90-71. Casi veinte puntos de diferencia. Nada mal, ¿no? ¡Y yo que me quejo! Hasta mañana.

2.9.11

¿Qué miedito, no? Nah, no tanto. Algunos nos miramos cuando terminó ese segundo cuarto con Argentina perdiendo por cinco contra Puerto Rico. Nos miramos y en seguida nos dijimos: va a estar todo bien. Y así fue. Era imposible que los Arroyo boys, que hicieron un gran partido, mantuvieran esa intensidad hasta el final. Y era sabido (o esperable, según lo que venimos viendo de este equipo hace ya diez años) que en cuanto sucediera eso, Argentina recuperaría terreno y los pasaría por arriba. Pero bueno, ¿qué pasó hasta ese segundo cuarto? Que la Selección, por primera vez, se enfrentó a su propio favoritismo, en el sentido de que si hoy perdía, mucho de lo ganado hasta ahora en confianza hubiera menguado. La clasificación no habría estado en peligro, obvio, pero sí la senda positiva. Y a este equipo no le gusta entrar en la mala onda. Está claro. Otro tema no menos importante es que tanto Delfino, Scola y Oberto vienen de lesiones y no están al cien por ciento. Físicamente se los ve bien, pero es evidente que les faltaba una seminata más para terminar de afinar la muñeca. Lo de Scola fue evidente: terminó ese primer tiempo con apenas dos puntos, cuando lo usual es que ya lleve 10 o 12 en esa instancia. Estaba errático Luifa y lo mismo Delfino. Y los Ticos, comandados por ese base endiablado que es Arroyo, lo aprovecharon. Por suerte, como ya lo venía comentando en Nacional Rock cuando me sacan al aire (ya pasé por casi todos los programas), apareció Ginóbili, el gran Ginóbili, que aún sin brillar al cien por ciento sacó ventaja de cada mínimo error del rival provando faltas y tiros libres, y se mandó al aro cada vez que la defensa rival parecía infranqueable y se acababa el tiempo. Hoy le comentaba al que estaba al lado: hay que verle la cara a Ginóbili cuando encara. Se le desfigura. Parece un loco. El tipo agarra la pelota, va hacia adelante y, mientras esquiva manotazos, rodillas y piernas, te mete una bandeja imposible si no tenés la convicción de que SOS EL MEJOR y lo vas a demostrar. Nunca había podido ver esa metamorfosis de cerca, cuando Gino pasa en segundos de estratega armadador a hombre rayo, con la cara desencajada por el esfuerzo y la genialidad, te clava ese doble salvador. Y haberlo descubierto en la cancha fue maravilloso. Este Ginóbili nos permitió estar a tiro de Puerto Rico cuando perdíamos. Y después, en el tercer cuarto, cuando Scola y Delfino se acomodaron y Argentina metió un parcial de 16-0, directamente se lució como el ancho de espadas indiscutible que tiene esta Generación Dorada para cerrar el partido 81-74 y otra historia. Gracias, Gino, una vez más. Mañana, Panama. Ideal para seguir afianzando la rotación del equipo y aprovechar ese banco de lujo que tenemos con Pepe Sánchez, Pancho Jasen y Paolo Quinteros. Hasta entonces.

1.9.11

Hoy que hubo fecha libre para la Selección (mañana enfrentan el partido a priori más dificil de esta primera ronda, frente a Puerto Rico) voy a aprovechar para contar un poco cómo viene la mano alrededor del Preolímipico. Mar del Plata está contenta. Te lo dicen los tacheros, los mozos de los bares y los que te dan charla mientras hacés cola en el cajero. Para ellos, como suele pasar, que hayan elegido la ciudad para hacer el Preólímpico (se impuso a Toronto y Río de Janeiro), "es un orgullo". Y no es para menos. Todo lo que rodea al torneo es de nivel internacional. Desde la prolija organización para entrar en el estadio hasta el show que rodea el partido muy en la onda de la NBA (¡y no molesta!). El diario La Capital tituló en gran parte de la portada el comienzo del Preolímpico y sólo la muerte de Candela opacó por un momento lo relacionado con la Selección. Acá en el hostel, mientras tanto, el venezolano Luis se fue contento porque su venerado equipo por fin pudo salir de la mala racha de perder en los últimos segundos frente a Brasil y Canadá, y pudo vencer 106 a 69 a Cuba. Me dijo que se iba a Santiago de Chile, a ver cómo son las cosas por allá y que luego volvía para las semifinales. Desde el principio lo tanteé para ver si era escuálido o no. Ya sabía que no, por las cosas que deslizaba, pero después me terminó contando que no era ni anti-chavista ni anti-oposición, una tercera posición que sólo se puede llegar a sostener si no iguala ambas partes. Luis, un tipo formado según me dijo, en un partido revolucionario de izquierda, apoyó a Chávez cuando hizo el levantamiento militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez en el '92, pero luego se apartó cuando vio que el bolivariano terminaría conduciendo un régimen más populista que auténticamente revolucionario. "Es así chico, yo le reconozco muchas cosas a Chávez, pero no sigue la línea que yo persigo, por más que frente a él sólo haya odio y deseos de muerte". Las charlas generalmente se dieron en la cena junto al resto de los que estamos parando en el hostel: un rollinga busca vida, amigo de Pity y del Fachi, en la infancia; y los encargados del hostal, provenientes de Morón. Uno de ellos, Darío, hijo de un empresario pyme textil que perdió su fabrica con la convertibilidad. Todos lo escuchamos aténtamente a Luis y Luis a nosotros. Y durante un par de noches se dio un lindo intercambio cultural, en donde Luis nos hizo reir mucho con buen venezolano que se precie. Nos vemos mañana.

31.8.11

Otra paliza. 86 a 51. EStá claro que Uruguay no es rival para esta Argentina. Pero es un alivio que el triunfos se mantengan así de contundentes. El equipo está vivo y con muchas ganas de demostrar cada segundo lo que vale. Hoy brillaron desde lo físico y lo mental NOcioni, Scola (cuándo no) y Delfino, que volvió a las canchas luego de una lesión que lo dejó afuera ayer contra Paraguay. Me gustó mucho más la defensa, con un Juan Gutierrez más firme (al fin) y con buena capacidad de goleo (hizo doce puntos). También alternó bien Pepe Sanchez, un veterano del ritmo. Y obviamente Prigioni, que hoy por hoy es el dueño estratégico del equipo. ¿Y Gino? me preguntaron Alejandro Lingenti y Mariano Hamilton cuando me sacaron al aire por la Nacional Rock. Ginobili está bien. Todavía no brilló. Pero está prendido y tranquilo con dejarle el protagonismo a los demás. Ya todo sabemos (empezando por él) que aparecerá en su explendor cuando se lo necesite. Hoy fue importante también porque fue mi primer día en la cancha. O sea, mi primera oportunidad de ver a esta Selección que amo a menos de cuarenta metros de distancia. En vivo. De verdad. Ayer, que tenía entradas para verlos contra Paraguay, no había podido venir por una gripe que se complicó en bronquitis y luego en bronco espamos que me llevaron de urgencia a un clínica donde me aplicaron una inyección y nebulizaciónes. Sí, estuve jodido. Y pensé mucho en los que me quieren y yo sigo queriendo. Los extrañé. Mucho. En Mar del Plata me tratan de diez, pero no es lo mismo que te pase esto cuando estás lejos de tu ciudad y de los tuyos que cuando no. Es diferente. Por eso, cuando pasé los controles y finalmente ingresé al estadio casi me pongo a llorar. Ahí estaban Scola, Nocioni, Ginóbili, Oberto, Pepe, Delfino, Prigioni haciendo los precalentamientos previos que tantas veces había visto por televisión pero que esta vez me parecieron maravillosos, hipnóticamente reales, hermosos. Juro que no pude quitar mis ojos de esa rutina habitual y vulgar en todo partido de basquet y que practicamente no emití palabra durante el match, cuando los que me conocen saben que no puede dejar de arengar al equipo cuando lo veo por televisión. Era mi primera vez con ellos y no lo podía creer. Hasta mañana.

30.8.11

Bueno, 84 a 52. A Paraguay. Un paseo a simple vista. Pero no tan sencillo. O sea, sí: Argentina sacó una diferencia de 15 o 20 puntos en el primer cuarto y eso le resolvió el juego para el resto del partido. Scola estuvo sólido, Jasen confirmó que es un gran alero que por demasiado tiempo estuvo afuera de este gran equipo y Quintero volvió a su habitual cosecha de puntos. 19 puntos para terminar como el máximo goleador del partido. Pero guarda: la defensa interna de Argentina no mostró la solidez que debería haber mostrado. Un poco porque la pareja de pivotes Scola-Juan Gutierrez es inédita como titular y Martín Leiva, el inmediato reemplazante es un novato en este equipo. Y otro poco porque esta selección -lo sé- siempre juega mejor cuando la exigen que cuando juega con equipos notoriamente inferiores. Estoy seguro que irá mejorando con el correr de los partidos. Estos muchachos, ya veteranos, son así. Terminan de despertarse cuando hay que demostrar por qué son los mejores y porque se los nombra la Generación Dorada. HOy un venezolano con el que comparto habitación en el hostel (sí, me vine a Mar del Plata a despedir la Selección que sigo desde hace casi diez años y me hizo más feliz que ningún otra Selección del país) me preguntó por qué justamente le decían la generación dorada. Y le expliqué: porque le sacaron el invicto al Dream Team en el Mundial de USa 2002, porque ganaron la medalla dorada en Grecia 2004, porque ratificaron su lugar entre los grandes saliendo terceros con Ginóbili y Nocioni lesionados en los JJ.OO de Pekin 2008 y porque aún en sus derrotas demostraron que son gigantes, el grupo humano más sólido y milagroso que jamás conocí, con derrotas fatídicas pero honrosas como ese famoso tiro errado de Nocioni a segundos del final contra España o ese foul no cobrado a Sconochini contra Yoguslavia en la final del Mundial del 2002 que nos robó el título de manera escandalosa y clara. Nada de eso los hizo separarse, sin embargo. O tirar la toalla. Con cada traspié el equipo se hizo más fuerte y logró algo mayor, ya sea en títulos o en momentos emotivos, que a veces cuentan aún más que los campeonatos o copas. Todo esto le expliqué al venezolano --de una manera más coloquial y resumida, claro-- y él me devolvió una sonrisa, como entendiendo hasta donde llegaba mi cariño por este equipo que ahora tenemos oportunidad de despedir en nuestra propia tierra. Mañana jugamos contra Uruguay y aquí estaré otra vez contando un poco las visicitudes del juego, además de contarles algunas cosas que me pasaron apenas llegué a Mar del Plata en esto que he dado en llamar Diario de un viaje de despedida. Chau, hasta mañana.

18.8.11

por ustedes, honestos devolvedores de celulares

El otro día, en la lectura del Ciclo Living, ocurrió un momento muy Bien Ahi. O pulenta, si se quiere. Pulenta Bien Ahí. Resulta que me habían invitado a leer los amigos de Nulú Bonsai y bueno, yo fui con algunos de mis textos misceláneos, esos que te despiertan una sonrisa y cada tanto un suspiro porque así son estos textos guachos, guachos textos (Los otros, los más narrativos, con personajes, comienzo, nudo e incierto final, quedan en suspenso por ahora). La cosa es que llegué, era domingo, domingo eleccionario, y en el antro literario (Corrientes circa Almagro) se respiraba un clima contento, como festivo. Y no era para menos: un 50,06% no se logra todos los días. "No es como cuando ganó Menem en el '95", me decía uno que no había votado a Cristina, pero igual se sentía parte. "Esto es distinto, es para todos", subrayaba. Y yo pensaba: "Si así están los afines, ¡imaginate nosotros!". En fin, un hermoso domingo, domingo histórico. Y a mí que me tocaba leer. Así que tras unos vinos cortesía de Goyo y Gris, y antes de que tocara Gus de El Mató, me mandé con el cuento de la primaria, el alegato sobre Zelaya y Caparrós, y el manifiesto de los bienaventurados. Pero antes, siempre hay un antes, me pasó algo muy muy bueno, una pequeña anécdota Bien Ahi dentro de esta gran anécdota Bien Ahí, y fue que conversando con Gustavo (aka El niño elefante) en un momento me dice: "Che, detrás tuyo están los Reincidentes". "¿Cómo los Reincidentes?" "Sí, atrás tuyo. El tecladista y uno de los guitarristas, el que no cantaba". Y en efecto, cuando giré la cabeza ahí estaban: Guille Pessoa, el tecladista, y Santiago Pedroncini, el guitarrista malabarista, el que no cantaba nada, pero te incrustaba en la sien unos acordes que ni te cuento. Obviamente me les fui al humo y tratando de no cargosear demasiado les comenté que los iba a ver muy seguido y que ésta vez, vueltas de lavida, ellos iban a poder escucharme a mí. La verdad, bastante atrevido de mi parte. ¿A ellos qué les importaba ese dato? Pero bueno, no lo pude evitar. Y seguramente se los habré dicho de forma simpática porque recuerdo que me devolvieron una sonrisa sincera y me avisaron que me iban a escuchar. Habían ido a ver a un amigo, que tocaba antes que yo (los músicos y nosotros, los que leíamos, nos turnábamos) y, al parecer, el lugar donde se hacía el ciclo les gustaba mucho. Eso me dio mucho ánimo, que sumado a Cristina, Reincidentes y todo lo demás, llevó a que cuando arrancó la lectura, ya con el micrófono en mano, dedicase unos segundos en recordar aquellos recitales Reincidentes a los que solía ir (cuando ni siquiera eran una Pequeña Orquesta) y agredeciera las historias de chicas que viví gracias a ellos (chicas que invitaba a sus shows, que conocí en sus shows o que ambas cosas). Después, sí, leí los textos. Y la gente suspiró, contuvo la respiración y se rió. Como se supone que debe ser. Yo, feliz, claro. Y ese abrazo sincero que me dieron después Guillermo y Santiago fue la gran recompensa. Los quiero un montón, muchachos. Es así. Y acá viene la pequeña anécdota Bien Ahí dentro del gran momento Bien ahí que es este relato. Y es que al día siguiente, menos de venticuatro horas después, me tocó entrevistar --ya por laburo, pero no importa-- a otro de los Reincidentes, su cara principal, el guitarrero de arrabal post-punk Juan Pablo Fernández. Si a Pessoa y Pedroncini los quiero, no se pueden imaginar lo que lo quiero a JPF. Es devoción. Piensen que con ese tipo yo aprendí de la calle, el espiritu añejo de la Buenos Aires de los 90, el peronismo con gamulán. Es, aunque no lo diga seguido, uno de mis ídolos. Y un capo. Entrevistarlo por primera vez tan poco tiempo después de mi primer encuentro fraternal con los otros dos Reincidentes fue muy grosso. Y su nueva banda, Acorazado Potemkin, es la avanzada del Ejercito Rojo sobre Berlín. Un rock escueto y rabioso a dientes cerrados que te saca del letargo aunque no quieras. Una bomba molotov porteña y terrorista. Entre Almagro, Flores y el Parque Indoamericano. Se los recomiendo. Y pueden descargar su disco gratis desde su sitio web. Pero estábamos en la lectura. Y en el gran momento Bien Ahí. No nos olvidemos. Había terminado de leer, en la cresta de la ola, y de pronto recibo un mensajito de Pere, mi gran amigo de El Acople: "Qué paliza, eh" o algo así, porque lamentablemente mi celular se quedó sin memoria y tuve que borrar los mensajes. Pero palabras más, palabras menos, me escribió eso. Y yo le contesté: "Decícelo a Carrió!". A lo que él redobló la apuesta hablando de Alfonsín, Binner, la mar en coche y rematando con un muy simple: "Estoy feliz". La cosa es que luego, ya al día siguiente y en el trabajo, descubrí que no tenía encima el celular. Maldición. Evidentemente lo había perdido en la lectura. La puta madre que lo parió. Respiré hondo y continué el día como si nada. Después de todo, no era la primera vez que me pasaba. Mi celular es muy barato y lo que más iba a lamentar eran los contactos que perdería para siempre. Nada del otro mundo si se tiene en cuenta que soy un olvidadizo crónico. Pero cuando me conecto al chat de Gmail recibo un mensaje de Pere: "Che, ¿vos te olvidaste algo ayer?" "Sí" "¿Un celular?" "Sí" "Ah, porque acá una chica me escribió diciendo que lo había encontrado y que te avisara" "Joya", pensé yo, "todavía existe gente honesta". Y tal cual, en cuanto pude la llamé y me contó lo que me había anticipado Pere: que había encontrado el celular en un sillón del lugar (?) y que le había mandado un mensajito al último contacto que tenía registrado. "Hola, encontré este celular, ¿le podrías avisar a tu amigo que lo encontré?". "Sí", le contestó Pere, "es Juan Manuel, que estuvo leyendo unas poesías". "Sí, justo lo encontré acá en la lectura, ¿cómo te llamás?" "Pere, ¿y vos?" "La China. Juan Manuel es el que leyó recién?" "Sí, el mismo" "Ah, porque entonces lo conozco. Del Festipulenta" "¿Sí? Lo hace él con un amigo, justamente". "Claro, yo voy desde el principio" "'Grosso!". Ese mismo día me encontré con La China en la esquina de Cabildo y Juramento y ahí me contó que siempre devolvía los celulares que se encontraba y que iba al Festipulenta desde el principio, sin siquiera imaginar que ambas cosas estaban estrechamente relacionadas. Yo obviamente le agradecí y le dije que le invitaba una cerveza el Festi que viene (que es ya! en diez días!) y ella aceptó tranquila, sin inmutarse demasiado. Seguramente en paz con haber hecho lo correcto. Y yo, mientras me regresaba en el subte D, pensaba: "Tengo que escribir esto en el blog. Es un momento Bieh Ahí. Pulenta Bien Ahí". Y acá estoy, cumpliendo mi promesa. Por vos, José. Y por ustedes, honestos devolvedores de celulares. No se mueran nunca.

5.8.11

Stephen Malkmus: "Me estás llamando desde Argentina, ¿no? Ustedes hicieron muy bien en no hacerle caso al Banco Mundial para salir de la crisis. Ojalá nosotros hiciéramos lo mismo"

Estás en lo cierto querido SM

13.7.11

amor periodismo rock

Prefiero mucho más a los que se copan con casi todo que a los que no les entusiasma nada y miran con sorna la vida

28.6.11

federalismo

“Yo no discuto federalismo con los hijos de puta de la pampa gringa, conservadores, antiperonistas, antipatria, antipibe, y todos los anti que quieras usar. Para ellos federalismo es no pagar impuestos. Já, qué grande, qué federales que son. Después cuando agarran un mango lo primero que hacen es comprarse un departamento en Recoleta. Pero por favor, POR FAVOR. El federalismo te lo discuto desde el Chacho Peñaloza, desde el peronismo y la manera en que fue armando las provincias para que sean entes productivos. Basta de gansadas, loco. Basta de hablar de política con el Billiken en la mano. Basta de egoismos disfrazados de institucionalidad. Me cansé. Viva Perón. Viva Kirchner. Muerte a todos los piamonteses chupa-culo...”

Mis amigos en la #cadenafreelancer

27.6.11



Este jueves, en el bar favorito de la Segundoce, voy a estar leyendo algunos poesías al tuntún junto a otros amigos y colegas. Los espero.

16.6.11

Los amigos del suple Ni A Palos me hicieron una mini entrevista por mail para una nota de tapa que seguramente salga este fin de semana. Aquí lo que les contesté, con algún que otro agregado menor

-A tres años de tu artículo, ¿sigue teniendo sentido hablar de indie pulenta? ¿por qué?
-Sí, claramente. El indie pulenta ya era una realidad entonces, cuando El Mató tuvo su salto de popularidad, y lo es más aún hoy, cuando ya muchas bandas "indies" o under no ven como problematico tratar lo barrial, lo cotidiano y tener una acercamiento más natural con lo popular respecto a la escena anterior (Jaime sin tierra, etc). Una cosa importante es que yo no "inventé" lo de indie chabón o indie cabeza; simplemente puse la lupa sobre el fenómeno que ya existía y hasta circulaban en voz baja en el ambiente. De hecho, la primera vez que escuché decir "indie cabeza" fue durante una charla entre músicos locales (porteños) refiriéndose a lo que pasaba con El Mató. O sea, ya existía, era una realidad. Y como yo ví -y sigo viendo- que ese mote (al principio despectivo, luego revalorizado) se correspondía también con una diferencia musical, estética y cultural respecto a las otras bandas, me puse manos a la obra y escribí aquella nota. Nothing more.

-¿Por qué pensás que las bandas se resisten tanto al mote?

-Porque a nadie le gusta que lo encasillen. Y menos a las banda de rock. Además el "ser cabeza" sigue teniendo un contenido estigmatizante, como lo es en Estados Unidos el ser "nigger". La diferencia, tal vez, es que allá los negros se reapropiaron del término y lo utilizaron como valor de identidad. Acá, donde todo lo "cabeza" sigue teniendo mala prensa (sobre todo en la clase media) las bandas no se animaron (o no quisieron) dar ese giro. Y no está mal. Son opciones.

-¿Qué sentido tuvo el Festipulenta en sus inicios y qué sentido tiene hoy, si es que varió?
-El Festipulenta, que organizó junto a mi compañero periodista y amigo Nico Lantos sirve como lugar amiguero y vital para que muchas de estas bandas (que son de zona Sur y La Plata) puedan tocar en Capital de manera parecida que lo hacen en sus pagos. O sea, con barra barata, buena onda entre todos y condiciones dignas para tocar. En el medio, también sirvió para darle empuje a bandas que por no saber "prensearse" o hacerse amigos de los periodistas no aparecen seguido en los medios ni tocan comunmente en Capital. O tocan seguido, con bastante convocatoria incluso, pero por alguna razón no les dan mucho bola. Es el caso de Olfa Meocorde, por ejemplo, que desde hace diez años viene dando recitales antológicos, pero casi sin eco en la prensa. Darle bola a esos grupos, abrir la cancha de lo mostrable y hablable, es para nosotros una felicidad.

-¿Cómo encarás la agenda de La Hora Pulenta, en términos de temas y de bandas que llevan?
-La agenda la marca la actualidad: todo lo que discute la sociedad nos interesa. Y más si le podemos meter nuestra mirada pulenta no exenta de humor. Y, por supuesto, las bandas que invitamos son pulenta. ¡O eso intentamos!

11.6.11

Me di cuenta de que en tiempos tan autosuficientes y progres tengo un concepto muy cristiano del amor

27.5.11

Sarlo: "La Dictadura cayó (sic) por los chicos del Belgrano"

No somos "los chicos del Belgrano", Betty, somo los trabajadores conducidos por la CGT de Ubaldini que pedimos Paz, pan y trabajo el 30 de marzo de 1982, a plena la luz del día, y nos ligamos la represión de la Dictadura Militar y la muerte de un compañero

Gracias por ningunearnos una vez más

26.5.11

la Betty no vota a Macri: la Betty vota a Carrió

"Miren, para mí Sarlo no hace kirchnerismo, ni crítico ni no crítico ni de ningún estilo. Si leen La audacia y el cálculo se van a dar cuenta que es un libro profundamente condescendiente, miserabilista y despreciativo del proceso político que se abrió en 2003, y que está mucho más atento a marcar las continuidades entre kirchnerismo y menemismo y kirchnerismo y macrismo a través de la lábil, difusa y muy retro categoría de Celebrityland que a reconocer los avances en términos de ampliación de la ciudadanía. Esto apareció en 678, cuando Sarlo, muy ofendida pour la gallerie, le decía a Forster que ella no analiza los medios de comunicación desde el simulacro, a la Baudrillard. Forster le replicaba, porque era lo único para decir en ese punto, 'Beatriz, mirá que yo leí tu libro con mucha atención eh'. Porque, de hecho, el libro analiza los medios de comunicación como simulacro y a la política como una extensión de los medios de comunicación (repito: Celebrityland, Forster leyó lo mismo que yo, y con eso me declaro conforme). Por otra parte, es muy pertinente la pregunta -que Sarlo no contestó- acerca de DONDE ESTA EL PODER en su análisis. ¿Dónde está el poder? El poder, para Sarlo, que tiene una visión sesgada y añejada en los toneles de roble marca Benjamin de la Europa de entreguerras, está en el Estado, en la Iglesia y en la Empresa. Como ya dije en algún otro lado, Sarlo DICE que hace kirchnerismo crítico, Sarlo DICE que no está haciendo modernismo frankfurtiano, Sarlo DICE que reconoce los dramas de la comunicación pública en la Argentina, pero Sarlo hace lo diametralmente contrario a lo que dice. Por eso, muchachos, no se engañen con Sarlo y dejen de glosar esa aparición televisiva como si fuese la quintaescencia de no se qué: Beatriz Sarlo no vota a Mauricio Macri, Beatriz Sarlo vota a Elisa Carrió. Y desprecia profundamente al kirchnerismo por razones que no son del orden intelectual sino porque el peronismo agredió siempre su sensibilidad. Y porque el kirchnerismo pudo completar, con mucha más valentía, con mucha más razón y con mucha más movilización popular, la fallida hegemonía alfonsinista..."

dice mi gran amigo Diego Vecino a propósito de Sarlo en 678

Gracias, Diego, me vas a hacer llorar de la emoción.


Más, en La Maquiladora

24.5.11

feliz cumple, Bob

Llegué a tener una coleccion de 85 discos de Dylan, entre oficiales y bootlegs (antes de internet). No se donde están.

Mi discoteca sufrió bastante las mudanzas, las espantadas y los divorcios. ¡Lástima!

No tan buenos Aires, Clonazepán y Circo, y Te quiero igual son los tres temas con más huellas de la influencia de Sir Roberto.

Te quiero igual ES I want you ... incluso juguetea con la dualidad idiomática del WANT-QUERER-DESEO-AMOR-YOU.

Mi único disco realmente Dylanita es Honestidad Brutal porque quería escribir en el estudio como BD en Blond on Blonde y aquel sonido on the tracks.

Dylan: Le quedan muy bien los sombreros.

Dylan no hubiera grabado El Salmon, pero probablemente hubiera grabado El Cantante o El palacio de las flores.

Dylan es tan influyente que algunas grabaciones mías se parecen a temas que BD todavia no habia grabado. (Tiene mucha logica).

Cuando quiero invgestigar lo que Dylan escribió, busco en internet las letras en ingles/castellano y las leo escuchando el disco.

Dylan les convidó a The Beatles el PRIMER JOINT.

El primer disco de BD y el ULTIMO, son un catálogo de armonías y melodías (de modos) del folk, hilly-blues y american estandards

Beatles y Stones, The Band ... TODOS miraron a Dylan, su carisma, su estilo y su texto; es imposible no tomarlo en cuenta

El disco que realmente me "enganchó" con Dylan es Slow train coming de 1979.

Bob es un enorme RIMADOR CONSONANTE; sin rimas no hay Dylan, ni Homero Manzi!

DYLAN tiene una Harley azul.

No hay Fans de Dylan, hay FRIENDS OF BOB.

Bien, gracias. Cuando cumpla setenta ni se molesten en felicitarme.

Someone to hear your prayers, someone who cares... Calamaro y su own personal Dylan acá

23.5.11

¡discúlpame! crónica de una semanita con Devendra

Desde el primer momento, Devendra Banhart me cayó muy bien. Caro y Ale de BanBang! (la agencia que co-produjo su venida) me lo presentaron el mismo día en que llegó al país mientras cenaba en el bar Caracas junto a su novia, la banda completa, el manager y el sonidista. Apenas me vio me dijo: "¡Hola! ¿Cómo estás? Tu me entrevistaste, ¿no es cierto? ¡Venga un abrazo! Caro me dijo que eras historiador (sic) y que sabes mucho de historia del país. Quiero que me cuentes todo lo que sabes. Quiero saberlo todo". Yo un poco me sorprendí con el pedido, pero por supuesto que accedí a contarle –en la medida de mis posibilidades- un poco de la historia de nuestro país, aunque obviamente nunca llegué a hacerlo. Devendra, no hace falta aclararlo, estuvo muy ocupado. Y si bien lo vi varias veces más, siempre estuvo muy requerido y con poco tiempo para simplemente sentarse y charlar. Ese día en Caracas, estuvo muy pegado a su novia Ana, de quien me dijo que había conocido hacía no más de un mes (previo a ese se había mantenido célibe durante más de un año) y se notaba que estaba muy enganchado. Ella me pareció moderadamente simpática, correcta. Atenta a todo lo que hacía Devendra, pero tratando de no vigilantear (más por él, que por nosotros). Antes de terminar esa cena de bienvenida, subimos un rato a la terraza y Devendra charló, sí, un poco más relajadamente con los demás. Como si el estar al aire libre lo relajara y lo hiciera olvidar un poco de los requirimientos y las demandas a las que todo el tiempo se veía expuesto. Una cosa graciosa es que cuando nos fuimos, al igual que Jonathan Richman hace un año en Guerrín, Devendra pasó por la cocina para saludar y felicitar a los cocineros y éstos, sorprendidos, como forma de retribuirle, le regalaron una torta que estaba a media hacer. ¿Conclusión? Debió esperar como media hora más a que le terminaran la torta para recién después tomarse el taxi y partir. Recuerdo que antes se me acerco y me dijo: "Mira, me regalaron esta torta y tengo que espera a que la terminen", con bastante cara de resignación, pero también con cierta sonrisa. Y creo que ese momento define bien toda la estadía de Devendra en el país: mucha auto-exigencia de parte de suya para corresponder los constantes pedidos de cariño que le producían un evidente desgaste aunque nunca al punto de llegar al malhumor o a una queja. Al día siguiente fue el show y claramente, si bien su perfomance fue más que buena, lo vi un poco atado a esa expectativa, como pisando sobre seguro para no errar. Ahí creo que influyó su anterior visita fallida y el cambio de rumbo que acertadamente marcó la reseña de la Rolling Stone: cuando un artista cambia, por más que diga lo contrario, siempre mantiene alguna duda sobre cómo será recibido por su público. Y ésta no fue la excepción. Sin embargo, la gente lo recibió muy bien, las chicas gritaron mucho, y él claramente se relajó. En el camarín se notaba: se sacaba fotos con cuanta persona que se le acercaba y siempre con una sonrisa. Luego, a partir del pedido del batero Greg y de Rodrigo, el guitarrista brasilero y primo de Devendra, fuimos hasta La Catedral. Devendra no tenía muchas ganas de ir, pero el resto de la banda lo convenció a partir de decirle que se trataba de un lugar "for real" y no uno para "turistas japoneses". Y obviamente fue así: apenas llegamos y vieron las escalinatas sucias y corroídas que conducían a la primera planta de La Catedral a Greg y Rodrigo se les iluminó la cara. Estaban donde quería estar. Devendra, que fue con Ana, nos dijo que lo disculpáramos, pero que él solo iba bailar unas piezas y después se retiraría al hotel. Era muy recurrente en él lo de pedir disculpas mucho antes de que fueran necesario (e incluso cuando ni siquiera correspondía) pero él parecía sentirse bien así. En un momento, antes de sentarse y a comer en las mesas de la pista, Devendra pasó por el baño y no salió por un buen tiempo. Varios de los que estaban ahí se asustaron y me pidieron que fuera a ver si estaba bien, porque le había dado un carbón a causa de "una descompostura" y estaban temerosos de que hubiera encallado en el baño. Yo fui y efectivamente Devendra estaba encerrado en uno de los compartimentos, haciendo lo suyo con paciencia. Le pregunté si estaba bien y me dijo "sí, hermanito, todo más que bien, discúlpame, ya salgo". Y al rato ya estaba bailando tango "a su manera" con Ana y junto al resto de la banda que aprovechó que había unas tangueras rockeras dispuestas a enseñarles los pasos básicos para sentirse rioplatenses por un rato. Ese martes, según me contaron, había estado comprando cosas en el Mercado de pulgas (estaba obsesionado con visitarlo) y al día siguiente fue a San Telmo, el mismo lugar donde –según me dijo cuando lo entrevisté- se había encontrado por casualidad con Patti Smith la primera vez que vino (me contó que no se animó a saludarla y que simplemente se conformó con mirarla de lejos). Ese miércoles, como todos sabemos, dio un show mucho mejor, no porque el anterior haya sido malo sino porque evidentemente estaba mucho más confiado y se permitió jugar más con él público y la banda. Para mí una cosa muy destacable fue la corriente sexual que se dio entre él y el público (más allá de que fuera femenino o no) y que él sabía explotar. De hecho, el día anterior, cuando salió de Niceto para tomarse la van fue bastante impresionante cómo las chicas prácticamente se le tiraron encima cuál american pop star para sacarse fotos o simplemente tocarlo. Ana, lejos de ofenderse, le sacaba fotos desde cierta distancia mientras me decía: "She's so lovely". Ahí aproveché para preguntarle si en Los Angeles también vivían estas escenas de histeria-fan y me dijo que no tanto, pero que cada tanto sucedía, sobre todo después de los shows. Devendra, esa primera noche, pudo subirse a la van (que lo tenía que llevar a La Catedral) y sentar a Ana sobre su falda. Las chicas, sin enojarse, claro, "le reprocharon" la partida y una hasta le dijo (mitad en serio, mitad en broma): "Devendra, me hace muy mal que tengas novia". Pero volvamos a la segunda noche. Esa vez, en el camarín, había más gente y casi no hablé con él. Y me pareció perfecto: había gente, periodistas, que todavía no habían tenido contacto con Devendra y él otra vez estaba de muy buen humor. Sin embargo, su novia ya estaba algo cansada y después de un rato ambos partieron para el hotel. Con la banda entonces fuimos al bar Río donde nos ofrecieron de comer y Érica García –que justo cumplía años– se dio el gusto de abrazarse con Greg, el batero, y charlar animadamente con él. Greg luego me confirmó lo que ya acá todos sabíamos: que ella y Devendra y varios de la movida "freak-folk" de Echo Park de Los Angeles pasaron varios momentos copados entre el 2005 y el 2007. Al día siguiente supe que Devendra pasó una tarde navegando en el Tigre, y a la tarde-noche, filmando unos videos para IndieFolks. Evidentemente fue demasiado para Ana porque a la noche cayó con unas líneas de fiebre y Devendra se quedó a cuidarla en el hotel también con claros signos de cansancio. Fue una pena porque esa noche Caro de BanBang! había organizado una especie de despedida íntima en Caracas en donde varios artistas locales (Shaman, Las liebres, etc) iban a ofrendarle su música. No pudo ser. Pero su banda asistió practicamente entera al festejo y quedaron boquiabiertos con las presentaciones de todos los artistas (había que verlo a Rodrigo, el brasilero de Little Joy, asombrado con los cantos guturales de Shaman; obviamente se llevó todos sus discos). Yo me ocupé también de darle el de Sr Tomate, el Esplit, y varios solistas de Maxi Prietto. Es dificil que los escuchen realmente, pero nunca viene mal darles al menos la oportunidad. Y así terminó mi semanita con Devendra en Buenos Aires. Fueron cinco días, pero parecieron varios más. Como suele decirse (y en este caso corresponde porque realmente fue así), su presencia quedó por un tiempo más entre nosotros.

21.5.11

Zamba, Luiggi y los pulenta jueves 4 am

nicolas: juan
yo: nico
nicolas: todo bien?
yo: si
nicolas: mañana paso por plasma a dejarle los fliers a prietto
yo: acabo de llegar del festejo cristinista, je
nicolas: estuvo bueno?
yo: se, bastante
nicolas: yo quería ir pero terminé roto
tuve un día eterno
yo: estaba zambayonny que la rompió
nicolas: volanteaste?
yo: obvio!
también estaba luiggi, el bajista de javi punga, que me dijo: qué grande encontrar un pulenta en una fiesta kirchnerista jajaj
nicolas: luigi es un crack
yo: sí, un grande, me pidio volantes
y zambayonny me dijo: “qué bueno el festipulenta, lo conozco por facebook. siempre me cayó medio mal el indie, pero el indie cabeza me copa" jajajjaja
nicolas: jajaja, que venga
yo: estaría, no?
después subió leo garcía, que canto gilda obvio
pero también la marcha peronista
todo transpirado
no sabés el pogo que se armó
nicolas: jejjeje, estaban los chicos, ¿no?
ibamos a ir juntos
yo: si, me encontre con ciru
nos dimos un abrazo copado
cuchame
con que le puedas dar a prietto genial
hoy pase por la tribu
y le di a los pakidermos
bastantes volantes
ponen la bata para el sábado tambien
nicolas: capos
yo: si, muy
a si que todo bien
hablamos mañana
dale?
nicolas: dale
yo: me voy a dormir, estoy muy contento :)
nicolas: vas a lo de erb?
yo: voy a intentar
nicolas: oka
estaría bueno
yo: abrazo grande!
nicolas: otro
yo: que lindo ser pulenta :)
nicolas: seee

23.3.11

mi 24 de marzo

Nací en el '77. En Seúl, Korea. Mi padre era un diplomático de carrera mandado al lejano oriente para su primer destino y vivió -vivimos- casi toda la Dictadura allá. Entre la nieve, las clases de taekwondo y los cables cifrados de la Cancillería. Por esa vía mi viejo se enteró de la posible Guerra contra Chile, lo cual lo llevó a mantener una incómodo momento con su colega de la embajada chilena con quien se había hecho amigo, y del paro general de la CGT de Saúl Ubaldini, que a posteriori marcó el principio del fin de los Videla y cía. Regresamos poco antes de la Guerra de Malvinas y el retorno de la Democracia. Para mí, entonces, la Dictadura fue primero un pasado oscuro, "malo", del que nadie me hablaba con precisión aunque sí con decidido enojo. Casi como un cuento de hadas a la inversa: "había una vez uno señores muy malos que se apoderaron de un país y mataron muchas personas y bla bla bla". También era La historia oficial y La Noche de los lápices, y canciones como "Rasguña las piedras", que en la mitología escolar infantil versaba sobre un pibe a quien los militares le habían enterrado viva su novia. En aquellos años, solía asociarla con eslóganes como Nunca más y con el tono indignado de Magdalena o Sábato, que me ahorraban cualquier contradicción en el relato. Recién después, ya en los '90, de adolescente, me interioricé un poco más. Y comprendí que si bien había habido un sólo demonio (el Gobierno Militar, por los crímenes estatales), la sociedad en su conjunto -y en especial, la clase media- había tenido su cuota importante de responsabilidad. Por apoyar el golpe contra Isabel, por viajar a Miami con la plata dulce, por festejar que por fin éramos derechos y humanos, y por haber impedido que durante demasiados años el peronismo y Perón fueran una opción. Una responsabilidad de la que tampoco se salvó la juventud maravillosa de entonces que hizo caso omiso del deseo mayoritario (62% de los votos para Perón en el '73) y se lanzó a una lucha armada sin clamor ni respaldo popular. Hoy, entonces, el 24 de marzo, para mí, es todo eso: un cuento infantil, un aprendizaje personal y un mea culpa colectivo que ojalá, algún día, empecemos a asumir.

(texto que los amigos de Militancia Kreativa me pidieron para una movida pulenta que vienen organizando con el fin de recordar la fecha)

10.3.11

varguitas

No necesito que nadie me vengan advertir sobre Mario Vargas LLosa porque en el ‘99, cuando muchos que hoy son K chirriaban los dientes por Chávez y su revolución bolivariana en Venezuela, yo lo apoyaba. No me asustaba. Celebraba su aparición. Lo puteé mil veces a Vargas LLosa leyendo sus prejuicios contra el populismo. Pero banco su pasión intelectual, su prosa sexual y su vitalidad. Y sé que muchas de sus ficciones tienen más cultura popular, más sexo, más pasión, más política y más calle que toda una biblioteca progre junta, atiborrada de igualdad, jacobinismos morales y posturas bien pensantes.

13.1.11

nadie te habla a vos (2011)

Nadie te habla a vos.

O sí,
alguna vez
alguien
en una historieta

O tu papá,
en la sobremesa
de una terminal
de Ituzaingó

Las ganas de darte
un beso

en otra época

Cuando todos
estábamos
casi siempre
en la misma

Y los fusilamientos
estaban
casi siempre
dedicados

A Liniers, por leal
A Dorrego, por populista
A Benavidez, por brutazo bueno
A Valle, a Tanco
y a Rucci, por leales

Si pudiéramos reparar el pasado
lo haríamos

Pero en el en laburo
me preguntan
por qué desprecio
a Europa
y yo les respondo:
no la desprecio.

La ignoro.

6.1.11

Le reconozco a algunas drogas la capacidad de cambiarte de pantalla; de dejar una vida atrás