24.8.08

uno no se puede divorciar de sí mismo

-Omar Mollo dice que la frivolidad del rock está bien durante un tiempo; Iván Noble, que el rock es una situación hormonal. No es lo que te pasa a vos.

No es lo que me pasa a mí y no es lo que le pasa a Mick Jagger. ¡¿Qué hormonal?! No: la música te elige a vos, uno no la elige. Yo tengo una actitud natural para el rock. Aunque haya compuesto baladas, las canto con una postura emparentada al rock, no a la canción melódica. Uno no se puede divorciar de sí mismo.

-O sea que no dejás el rock.

Es que no puedo dejar mi propia piel. No me la puedo quitar.

22.8.08

22 de agosto

A menos que tuviera una razón
para cambiar de opinión
no hay que tenerla
puede ser intuición o capricho
pero para mí seguís sin existir

Una vez me pediste que trabaje
y era de verdad una buena idea
pero cómo llegar a horario cada día
si tengo un calendario distinto

Los nombres de los días son los mismos
sólo que los míos tienen hora Medellín
allí donde cayó un avión que llevaba al Zorzal
un semáforo se llevó al Varón

Lo vi volviendo de Constitución
noté que papá escuchaba al chófer
y lloraron los dos
De grande entendí que esos ojos mojados
se hincharon de tristeza
por esos ojos que se cerraron

Años después, y cambiando de tema
en el 72 hubo un gran problema
Fue en el Sur y algunos llegaron a la isla
pasando a saludar por Chile socialista
El 22 de agosto en un día donde
a falta de uno, cumplen años dos gomías
¡Salud Martín, Salud Andrés
brindemos por los muertos de Trelew!
¡Brindemos por los muertos de Trelew!

Un patético almirante apareció por la televisión
explicando que los malos se habían escapado
y por supuesto nadie le creyó
Y algún tiempo después, el marino Hermes Quijada
se enteró de la muerte de aquel monto
el Gallego Fernández Palmeiro, combatiente del ERP
22 de agosto, era el piloto que los llenó de plomo
los llenó de plomo y se las tomó
¡Por el 22, el loco!
¡Por el 22!

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Feliz cumpleaños, comandante

amigos, préndanles una vela a los muchachos

Y bueno, perdimos. Nos faltaron algunos de los mejores soldados. Pero los que estuvieron, lo hicieron bien. Ellos, en cambio, mostraron la hilacha. Si hasta en un momento nos pusimos a tiro. ¡A las zancadas y rotos como estábamos! Fue impresionante verlo a Nocioni saltar a la cancha en una pierna y aún así arengar al equipo para remontar lo imposible. O a Paolo Quinteros y Juan Gutierrez, que jugaron poco y nada durante todo el torneo, asumir el compromiso más impensado desde la garra y el orgullo. Ninguno desentonó. Y eso, ¿quién te lo quita?

Ayer les decía a unos amigos: "Prendánles una vela a los muchachos".

Bueno, no sé si la virgen estuvo de nuestro lado. Pero el corazón seguro que sí.

13.8.08

algo así como David contra Goliath

Al final fue un golpe de estado. Un cambio en las cúpulas para el cual el magnate necesitaba escarmentarnos y humillarnos en la pasada.

Había pibes ahí que habían renunciado a otros laburos. Y una chica que lagrimeaba, mientras el tipo nos gritaba, y me decía por lo bajo no quiero estar más acá.

Y la verdad que se podría haber evitado.

Los antecedentes decían que en cualquier momento aparecían los guardespaldas a echarnos a patadas.

No sucedió.

Tampoco que nos despidieran. Como dije, fue apenas un golpe de estado.

Lo que sí pasó es que en un momento no aguantara más y le recordase al tipo algunas cosas. El estatuto, por ejemplo. O la potencia de la palabra mentira.

Algo sí como David contra Goliath. Pero sin la gomera.

Horas después, en una reunión que él mantuvo con algunos de nuestros jefes (tan despedidos como nosotros) me dijeron que comentó: "Ah, y con cómo son las cosas acá, es probable que ese pibe que me prepoteó terminé llegando a director".

Bueno, no fue la intención.

Cristian, mi jefe mi directo, me dijo mientras bajábamos las escaleras: "Está vez te salió bien. Pero no creas que ese es el camino".

Su consejo fue sincero y protector.

"Tenés razón", le dije. "No lo es. Pero en determinadas situaciones es algo que me cuesta evitar. En el colegio me pasaba lo mismo".

Poneme un preceptor sádico como escarmiento y lo lamento, pero se va a quedar con las ganas.

No es que crea que le puedo ganar (aunque a veces eso pase). Es que me quedo tremendamente tranquilo si pierdo a mi manera.

Y contra eso no hay nada.

9.8.08

juandé

Estoy tan pero tan contento que haya salido esta nota que casi no sé qué decir.

Incardona es de esos escritores que cuando mañana hablen de él en los suplementos culturales (y eso ya pasa) podremos decir:

Yo tomaba una birra con él

Juan Diego: te admiro y espero que no dejes de escribir nunca.

8.8.08

superamigos

Y bueno. Acá estamos de vuelta. En casa y sin derechos laborales. Un amigo me dice que lo vio a Ginobili en la tele y que le cayó bien.

Y sí. Da para que te pase eso. La selección de Basquet -a diferencia de la de Fútbol- te produce eso. Te cae bien.

Y no pasa por la boludez de si la plata sí o de si la plata no. Todos son ricos. O al menos ganan bien. Es claro que no pasa por ahí.

Menos que menos porque sean "más copados que los del Fútbol".

Nah.

Es cierto que son amigos. Y que se quieren. Y que se desean el bien.

Pero porque tienen historia.

Me parece que ahí está la clave.

¿Cómo van a pasarla bien los del Fútbol si todo el tiempo están cambiando de roles, compañeros y planes?

¿Si no compartieron más de dos mundiales seguidos?

¿Si no tienen historia?

A veces pienso que Ginobili, Nocioni, Oberto, Scola y los que fueron reemplazando a históricos como el Puma Montecchia, Pepe Sanchez o Wolkowisky, son como los superamigos. Que escuchan la señal y no dudan en acudir a la cita. Defender la medalla que consiguieron la última vez.

Una señal que viene sonado desde el Premundial del 2001 en Neuquén. Y que ahora, viejos y averiados como están, no dudan en seguirla y dar el presente. Por más prestigio y honor que pongan en juego.

Es emocionante verlos juntos.

Y más ahora, que casi seguro no alcancen a empardar la gloria de antaño.

Eso lo hace más épico: cómo dejan todo de sí para igual cambiar la historia.

De lo irreversible. De lo que termina.