29.3.08

yo también quiero mi 4 x 4

"Yo también quiero mi 4 x 4"
dice por la tele
un pequeño productor.
Y yo me acuerdo de Jauretche
y su retrato del medio pelo
del esfuerzo que hacían
por pertencer al Jockey Club
y la Sociedad Rural
Del odio que les agarraba
cuando llegaba el verano
y la Feliz se les llenaba
de cabecitas negras
leyendo Radiolandia
bajo la sombrilla
y en mocasín.
"Somos los que levantamos al país
los que sacamos la Argentina del infierno"
gritan con el puño en alto
antes de mandar a sus hijos
a cacerolear
por Callao y Santa Fe.
Yo te pregunto, pequeño productor
¿Cómo te fue con la convertibilidad?
¿No te abrumaron las deudas?
¿No te financió el Banco Nación?
¿Cuántos piquetes blancos hiciste
cuando llorabas tus penas
y despedías peones
en el '95, en el '97
o aquel famoso 2001?
¿Dónde venderías la cosecha
si el Estado no te pagara
un tipo de cambio alto
que te permitiese competir?
¿Cómo harías para ofrendarles
a tus hijos
los estudios en Capital?
¿Dónde quedaría tu esfuerzo
moral
de madrugada
aleccionador?

Ay, pequeño productor
ansiás tanto la 4 x 4
que no mirás alrededor.
Te olvidás de lo que eras
de lo que fuiste
de lo que sos.

28.3.08

retomando la senda del Salmón

"Desconfío de un piquete en Santa Fe y Callao, Las Cañitas o la Recoleta. ¿Cuál es la tragedia, el bolsillo de los chacareros o que falte carne y verdura en las góndolas de los supermercados?"

23.3.08

la mitad

Como siempre la Semana Santa se termina y uno hace la mitad de las cosas que quería hacer. Habrá que bajar la exigencia.

17.3.08

peronista

los únicos que guardan memoria

Un día más entre dobros y voces sureñas. Emmylou Harris te lastima el corazón cuando quiere. Y está bien. ¿A quién queremos engañar? Si de mí se tratara no cursaría más. Esas escalaras de hormigón, esos carteles tamaño catástofre. Sinceramente, me asombra el entusiasmo que todavía algunos le ponen al asunto. Me refiero a mis queridos compañeros, no a los profesores (que en paz descansen). Loco, tenés casi treinta. ¿De qué te reís? Hoy descubrí que el tipo que atiende el kiosco es el mismo de cuando empecé. Me saludó con un gesto de cabeza y un "hola" seco. Alguna vez compartimos una charla interesante. Y hoy se acordó. "Tenías razón", dijo de repente.

-¿Razón con qué? -le pregunté.
-Con lo del Cholo, que era un garca.
Tardé unos segundos en darme cuenta.
-Ah, sí. Yo te había comentado, ¿no?
El tipo me devuelve una sonrisa cómplice.
-Sí, hace como seis años, cuando todavía jugaba en la Selección.

Después, en el 65, me acordaba de esa época -las asambleas, el Mundial de Japón, los finales suspendidos sin que nadie te avise nada- y pensaba: "Al final, los únicos que guardan memoria son los no-docentes. Y los kiosqueros".

11.3.08

los primeros fresquitos

Fija que vienen los primeros fresquitos del año y el humor cambia. Ya no más sudor en el subte ni tantas caras de orto en el bondi. O sí. Pero sin tanta alharaca.
Está bien. Porque el verano fue largo. Y la ventisquera ahora pega en la frente, en los cachetes, en la nariz, chau chau adiós, te dice, mientras te revolotea el pelo y pensás que se acabó.
Entonces vos sonreís y la dejás hacer.

10.3.08

man in black 5

En mi interior, siento próxima mi infancia. Pero cuando miro alrededor, me doy cuenta de que pertenezco a un mundo desvanecido. En los Estados Unidos de hoy, ¿es posible imaginar a familias enteras, chicos y chicas entre ocho y dieciocho años al lado de sus padres en los campos de algodón, trabajando del amanecer hasta el crepúsculo en el calor de julio, espantando el cansancio con canciones espirituales? ¿Sigue habiendo lugares donde un joven puede dejar su casa después del desayuno solamente con una caña de pescar y pasar todo el día dando tumbos y explorando a solas, sin que lo vigilen y sin temores, con la total confianza de sus mayores?

Empecé en los campos como chico del agua: llevaba agua potable a los adultos y a los chicos mayores. A los ochos años también arrastraba sacos de algodón. No esos lindos cestos que se ven en las películas sino grandes sacos de lona alquitranados.

No era complicado. Estacionabas la camioneta a un costado de las hileras de tallos y te ponías a trabajar. Aunque naturalmente que sembrar y recoger no era todo lo que exigía el algodón. El trabajo de verdad quedaba entre ambas cosas: cuidar las semillas de nuestros enemigos.

Sin duda unos de los peores eran la maleza y las enredaderas, largos tentáculos que se enroscaban en los tallos de algodón para asfixiarlos. También los hierbajos, que volvían a crecer continuamente. Y las subidas del Mississippi.

Pero lo más terrible eran las plagas. Primero sabías por granjeros que estaban a algunos kilómetros de distancia. Luego los tenías en el terreno de al lado, cada vez más cerca, hasta que por fin los veías comiendo y devorando toda tu cosecha. Podías pisotearlos todo lo que quisieras, día y noche, si eso te hacía feliz. Pero no servía de nada. Al principio devoraban las hojas de las plantas, después de las flores, después los capullos, y se acabó.

Pero seguíamos adelante, y eso era lo importante. Pasara lo que pasara vos seguías adelante con el algodón.

Lo mejor era cuando la cosecha empezaba a eclosionar en octubre. Campos enteros de hermosas flores blancas que en pocos días cambiaban al color rosa. Debajo de esas flores había unos diminutos y tiernos capullos que yo arrancaba y comía antes de que se volvieran fibrosos. Mi madre no paraba de decirme: "No comas ese algodón. Te va a dar dolor de panza". Pero no recuerdo ningún retorcijón. Sí recuerdo su sabor. Lo dulce que eran...

7.3.08

todo está en youtube

Hace un tiempo, un par de meses, alguien llama al mediodía y cuelga. Escucha de mí un "hola, hola", generalmente afónico, porque sabe que yo me levanto tarde (salvo que me corresponda otra cosa) y cuelga.

Sé que no es mi ex novia, porque ella es digna y no hace estas cosas. Pero sí alguien que conozco, nos conocemos, alguna ves nos olvidamos y no nos volvimos a conocer. ¿Estás ahi? Si sos buena onda, hablame. No me enojo. Es mejor hacer que decir. Realizar que prometer. ¿A cuánta gente conocemos hoy? ¿Te animás a decir cuanta? Todos los abismos terminan en el fondo. Y qué querés que te diga. Lo lamento.

Hoy un flaco se me acercó y me dijo '¿Venís todos los jueves?'. Le dije que lo intentaría. "Dale, porque estuvo bueno".

Y pregunta:

-Este chabón es el de Locos Por Mery, ¿no?

-Sí.

-¡Una masa!

-Sí, tiene corazón. Y sufrió. No sé cuántos pueden decir lo mismo...

-¿Posta es él?

-Sí.

El flaco me mira con ojos curiosos. Quiere saber. ¿Un músico así de desvergonzado? ¿sufriendo? Evidentemente no es cosa de todos los días.

-¿Como me dijiste que se llama?

-Jonathan Richman. Rich-man, como suena...

-Ah, gracias loco. Una masa.

-De nada.

Cuando en el 59 me encuentro con una compañera de TEA, pienso: "Y sí, todo es por algo. Nada es por que sí. Tiene sentido, pero igual es triste..."

Es verdad, todo está en youtube. Y no se puede evitar.

Pero es tan triste...

4.3.08

periodista

-¿A si que sos periodista? Yo ya te veía cara de intelectual.
-Bueno, no soy muy fan de los intelectuales. Pero, sí. Soy periodista...
-Ah, está bien. Pero debés ser de los buenos. No como Rial, que dice que es periodista, ¡y es un caradura!
-Y mirá... periodista es cualquiera. A si que si él quiere llamarse así, por mí está bien...