19.4.09

nadie te habla a vos

Nadie te habla a vos. Alguna vez alguien, en alguna historieta. O tu papá, en la sobremesa de una terminal de Ituzaingó. Las ganas de darte un beso, en otra época. Cuando estábamos todos en la misma. Y los fusilamientos eran dedicados. A Liniers, por leal. A Dorrego, por populista. A Benavidez, por caudillo buenazo. A Valle y Tanco, por leales. Si pudiéramos reparar el pasado, lo haríamos. Pero en laburo me preguntan porqué desprecio Europa. Y les contesto: no la desprecio. La ignoro.

16.4.09

Terra lo hace hablar a Feinmann: genial.

Si sos un progre sententista, masomenos amigo del ideario peronista, Feinmann te hace bien.

Te explica cómo se equivocó -pecó profundamente- la juventud maravillosa al asesinar a Rucci.

O cómo la vanguardia, desligada del pueblo (¿hay otra forma de la vanguardia?), es pura violencia desvariada.

También, cómo el gorilismo arruinó todo. Porque sino, ¿cómo se entiende tanto daño irracional?

Si tanto te interesa el PBI, ¿no debería interesarte también la posibilidad de un desarrollo más sólido?

El nacionalismo económico que adoptaron todas las capas oligárquicas de latinoamérica -desde la burguesía pinochetista de Chile hasta el industrialismo tozudo de Brasil; ambos profundamente racistas- acá fue imposible por el gorilismo: el convencimiento de que Argentina era un país de mierda que no merecía ese esfuerzo.

La enseñanza que nos legaron Rivadavia, Echeverría y Sarmiento: ¿para qué ser potencia, si merecemos ser colonia?

Entonces, Feinmann, por ese lado, bien.

Te da pistas de esa anomalía.

Te convence.

El problema es si sos, efectivamente, peronista.

Ahí... Mea fuera del tarro.

Por ejemplo, cuando plantea la estrambótica analogía Urquiza-Perón (¡increíble! ¡nunca vista!), cuando todo peronista de verdad, corazón abierto, sabe que ese puesto le corresponde a Carlos Seúl.

Hay un forzamiento para correr al Perón de los '70 a ese lugar a un lugar de traidor que para un peronista de ley es inaceptable.

Aclaremos: desde un lugar neutral podemos achacarle muchas cosas a Perón. Culpabilizarlo.

Pero desde un lugar peronista, no hay resto: él volvió por todos y a la primera de cambio (asesinato a Rucci, con más del 60% de los votos) lo prepotearon.

Por supuesto, es un argumento sentimental.

Pero también programático:

Su Pacto social del '72 precede y anticipa al que reclama Kirchner hoy. O sea: espantaría al campo, erizaría a la City.

Un plan que sería revolucionario (en el sentido peronista) aun hoy.


9.4.09

no existen los malos

De qué te sirve ser rockero si vas a espantarte en la primera cambio apenas la banda que toca antes o después de vos, o que está ahí de casualidad, hace lo que según los manuales no se puede hacer.

Sacarse.

Despatarrarse.

Desconocer el protocolo.

Y con esto no me refiero a caer borracho a una fiesta de etiqueta y ponerse a eructar o a sobarle la espalda a los diplomáticos.

Podés lograr esa proeza y sinceramente no se me moverá un pelo.

Hablo de otra cosa.

Hablo de muchas otras cosas. Y de otros lugares.

Un recital de rock por ejemplo. Una banda. Un tipo que canta. Un tipo que canta y hace lo que necesita hacer.

Que es, en realidad, lo que queremos todos: que sea él.

¿Cuántos se animan a eso?

O mejor: ¿cuántos se bancan estar frente a un tipo que se muestra tal cual es al punto de cuestionarte a vos mismo quien sos?

Para mí no es poca cosa eso.

Y los que se lo bancan, se bancan a El Perrodiablo.

Justamente el otro día le decía a los pibes: no conozco a nadie que no sea de verdad que no le guste El Perro.

O sea, tenés que ser buen chabón o buena mina para que te guste El Perro.

Masomenos entusiasta. La felicidad en las pupilas.

Sino, salís rajando.

Te da pavor.

Ojo: podés ser excelente persona y que no te guste la banda, por puesto.

No hay gustos obligatorios.

Pero si los vas a ver y te alucinan, bueno... seguro que sos de los buenos.

O, como dice Juanse: de los nuestros.

No existen los malos entre la gente de El Perro.