28.12.05

mis hits 2005

Al acostarme o por salir al laburo, mientras cocino o pierdo tiempo en la web, cuando lavo los platos o le pego una ordenada a la casa. Sensibles y tontas, divertidas y tristes, viejas y recientes, radiantes y melancólicas, acá están, estas son, las canciones que más canté y bailé en el año.

El corazón sobre todo (Estelares)
Everybody must get stoned (Bob Dylan)
Long time comin' (Bruce Springsteen)
Cuándo podrás amar (Las Pelotas)
I believe in miracles (acoustic) (Pearl Jam)
Suzieju (Lambchop)
I was a stranger (Smog)
The painter (Neil Young)
Firecracker (Ryan Adams)
Te la regalo (Jóvenes Pordioseros)
Nueva zamba para mi tierra (Litto Nebbia)
Begin the begin (REM)
Soft (Kings Of Leon)
Range Life (Pavement)

Felices Fiestas!!!

23.12.05

aprontando el whisky

Con Santiago hablamos de cualquier cosa. Sobre todo si es jueves. Qué año el 2003. La vieja reprimida de abajo y nosotros aprontando el whisky para despuntar el Podestá. Hoy tomamos cervezas, comimos empanadas y otra vez hablamos de cualquier cosa. ¿Qué es cualquier cosa? Puede ser aquello de lo que escribimos, eso que no nos gusta, las cosas que nos pasan, las mujeres que no están y dejaron de hinchar, nuestros amigos que tropiezan y admiramos, las bondades del jack daniels, Menotti o Bilardo (aguante Henry Miller!), las anécdotas repetidas, las especulaciones nuevas, las predicciones de alma, el afecto, las camperas de jean, la puteada sin sentido, la risa impune, ese tema de Calamaro que te describe tal cual, saber que si no ganas, si no triunfás en la vida, tu amigo te va admirar como antes, como siempre.

Y sí.

Somos así.

20.12.05

lo dicen todos

Hace frío en la semana, soplan vientos huracanados los sábados, añoro el buzo algunas noches.

No hay dudas. Lo dicen todos.

Este es un diciembre atípico.

es la remera de Fede

Vamos en taxi rumbo a Obras. En realidad, rumbo a la previa a Obras. Pasamos por la plaza de Olleros y Libertador, le comento a Martín, superamigo salmonero: “A esa calesita me llevaba mi vieja de chico”. Me dice que a él también. Suponemos que alguna vez competimos por una sortija. En ese momento, un amigo suyo se acuerda del regalo para un tal Fede. “¡Me olvidé!”, exclama. “Me olvidé la remera!”. Y exige ir por ella. “Chabón, se la das otro día”, protesta Martín. El taxi se detiene en el semáforo de Juramento. ”Estamos apretados con la previa”, explica. Pero al amigo no le importa. “Necesito darle la remera a Fede. ¡Necesito dársela hoy!”. Un segundo amigo de Martín, y amigo de él también, le muestra la hora: “Boludo, es tardísimo. Se la das otro día y listo”. Pasamos el Mac Donalds cerca de Obras. “Noo! Otro día no, hoy... ¡Hooooy!”. El tachero se da vuelta. Voz de Coco Basile: “Pibe, dejá de romper”. Da la impresión de que le gusta el whisky. Y de que lo toma cargado. Silencio el resto del viaje. Ya en lo del tal Fede, abrimos un vino y nos sentamos a tomarlo en su cuarto. Suena un vinilo de Queen. “Che, ¿puede ser que tenga un sonido más humano que los cds?”, pregunto. “Sí”, dice Martín, “es porque percibís los defectos”. El piso es de alfombra. "Y también porque no le suprime los agudos y graves”, acota Fede. “Ah, claro”, digo yo. El vino circula por el cuarto. Fede y Martín me muestran unas grabaciones caseras. Me parecen geniales. Dos canales: guitarra y voz. Percusión ocasional. Les comento que tengo varios amigos que también hacen grabaciones caseras. Fernán en paternal. Juan en el mismo barrio. Otros conocidos en otros barrios. “Loco, hay que hacer algo con todas esas grabaciones. Algo bien salmonero y federal”. A todos les parece una idea excelente. Fede propone ir al balcón. Piso quinto o sexto. Se ve Obras desde ahí. También el río. Soledad se acerca y me dice: “Tengo que grabarme bien esta vista. No sé si la voy a volver a ver”. Es cierto, a veces las vistas lindas se olvidan rápido, me pasa seguido. Está fresco y volvemos al cuarto. El segundo vino está mejor. Pero se nota que falta el Fumo. El amigo de Martín, el de la remera de Fede, es el primero en darse cuenta. “Che”, pregunta, “¿nadie trajo?”. Silencio sepulcral. “¿Cómo que nadie trajo?”. Los grillos se escuchan desde Obras. “¡Boludo!, ¡hay que ir a buscar!”. El otro amigo de Martín, el que iban con nosotros en el taxi, le vuelve a mostrar la hora. “Estamos jodídisimos de tiempo. No da”. Varios de los que fueron llegando a la previa asienten. “Pero sí estamos a ocho cuadras... Dale, ¡de paso le traigo la remera a Fede!”. “¿Qué remera?”, pregunta Fede. “¡No chabón! Vemos si conseguimos algo durante el recital”, dice el otro. “¿Vos me estás jodiendo? ¿Cómo que vemos si conseguimos algo? ¡No es agua mineral que la reparten gratis”. Pausa. “Es cierto”, dice uno. “En eso tiene razón”, se suma otro. “¿Qué remera?”, pregunta Fede. El amigo de Martín se rinde. “Bueno, está bien. Vemos qué hacemos”. Festejo generalizado. El Fumo triunfa otra vez. Con Martín, Soledad y la hermana de Martín cruzamos a Obras y no llegamos a enterarnos si finalmente la comitiva partió en busca del amigo. No importa. Esa noche el Salmón empieza puntual y canta mejor que nunca.

14.12.05

canción del horizonte

Elijo Litto Nebbia*.

No porque sea el mejor. Decididamente no tiene el prestigio de Spinetta ni el don mediático de Charly García. Es decir, no se peleó contra el mundo, ni la UBA se arrodilló ante su poesía. Pero es tierno. Y canta con honda pasión. Con orgullo. Como si fuera lo último que le quedase. Si lo permitís, eso te enamora. Siempre.

Canción del horizonte no es un tema muy conocido. Pero todos los que adoramos a Litto Nebbia, también adoramos esta canción. Una cadencia repetitiva que te envuelve lenta y pertinazmente. Una letra que habla de atardeceres, de hijos, de melancolías y que te vence, te hace suspirar.

En un momento dice: “Que la tristeza de un atardecer tenga el sabor de tu boca”. También: “¿Cuántas veces soñamos tener un hijo, sangre compañera? ¿Para luego decir allí está, es el fruto de un amor verdadero?”.

Litto logra que Brian Wilson venga, se de una vuelta por el Río de la Plata y te diga: “Gracias, me gustó”.

Todo bien, Brian. Para Nebbia fue un placer.




*Texto para Pecados Musicales, programa de radio de unos amigos (aquí, aquí y aquí) en el que colaboro con la música. Va los lunes a las 23 por FM Patricios . ¿Consigna? Elegir una canción (y justificar) para la última emisión del año. Hurras!

7.12.05

aguante

Recién mi amigo Juan me contaba cómo él y El Bernard se hicieron amigos de un guardia en el Personal Fest que les fue pasando toooodo el alcohol (prohibidísimo si no tenías la pulserita para acceder al exclusivo predio vip dentro del predio vip) antes de Duran Duran. Me contó de la mala onda que se respiraba, de cómo todos se miraban amargados y de cómo bufaban cuando querías acceder más cerca del escenario. "Casi nos cagamos a trompadas", me dijo. "Y más de una vez, eh". No lo dudo. Ahí me acordé de mi reciente recital de Pearl Jam y le comenté: "A mí me gustan los eventos que pedís pasar y te dicen 'eeeeh, todo bien vieja! pasa tranquilo!!'".

-Los recitales que la gente no tiene vergüenza de saltar o cantar como desaforado.

-Jajajaja -rió con ganas-. A mí también.

Aguante.

1.12.05

y de repente

Cada vez me importa más la experiencia. No la experiencia en el sentido de ser viejo y tener conocimiento de algo (que no está mal tampoco) sino la experiencia estrictamente vivencial y al paso. Una conversación con un amigo, un chiste que te dejan picando y clavás al ángulo, una mina que te cogés y de repente te empieza a gustar...

12.10.05

6.10.05

hagan cola

Hoy fue un día signado por las tapas de minas en bolas. Esperando un colectivo en Corrientes escuché que un chabón y su novia (iban abrazados con mucha dulzura por lo que asumo que eran pareja) se detenían sorpresivamente en una parada de kisco y él le comentaba: "¡Che! ¡La revista Claro está hecha una porno! ¿Te acordás de cuando sólo hablaban de recetas de cocina y de decoración de interiores?". Ella asentía, y yo pensaba: "El flaco tiene razón. Antes la Claro era la Para Tí de las clases populares...". Ya de regreso del trabajo, me demoré en el kiosco de Lacroze y Cabildo pispeando las distintas tapas de minas en bolas. En general bien. Hasta que llegué a Paparazzi. Aparecía Karina Jelinek asomada al borde de una pileta con el título "Hagan cola". Como soy medio chicato, decidí inclinarme para observar la tapa mejor. Ahí me di cuenta de algo: Jelinek estaba triste. No melancólica sino triste. Pensé: "¿Por qué será?". Evalué: no es por guita porque plata tiene. Tampoco es por fracaso laboral, porque la mina es conocida. Barajé el tema sexual, pero consideré altamente improbable que fuera infeliz a la hora de coger (está claro que pudo elegir al atléticamente más satisfactorio). Estuve un rato largo (no tenía apuro por volver a casa) hasta que entendí: Jelinek estaba triste porque no le encontraba sentido a la vida. "Sí. Tiene que ser eso. La mina se siente vacía", me convencí. Tenía lógica: una mujer hermosa que hace cola en una pileta, pero que en el fondo no le importa. No le signfica nada. Acepté como válida esa hipótesis y acto seguido me enojé. ¿Con qué derecho está mina salía en culo y con una tremenda cara de velorio? ¿Con qué puto derecho? ¡La vida esta a full, Jelinek! ¡Date cuenta! Te invito a mi barrio, morocha. Hay buenos deliverys y el videoclub a un peso. No soy atlético, pero sí atrevido. Y si te gusta la pileta, en la terraza de mi edificio armamos un piletín y chapuceamos de lo lindo. Tengo un protector solar factor 15, ¿sabés? Hawaiian Troppic. Tipo gel. A si que Karina... cuando tu digas. Estaba de lo más embalado en mi enganche cuando me di cuenta de que la señora del kiosco me miraba con atención. Recuperé mi postura y continué rumbo a casa. Cuando pasé frente a la señora, comenté: "Cada vez más zarpadas las revistas, ¿no?". Ella asintió con una sonrisa entre enigmática y sabia. No sé porqué, pero en ese momento me acordé de mi heladera vacía y decidí, antes de volver, pasar por el super y comprar unas cervezas para el fin de semana.

30.9.05

el viejo

¿Que nos ocurre después de tanto tiempo?
reflexionamos al vernos al espejo
¿qué es lo que pasa? me estoy viniendo viejo
no sé de que pensar si ya no sé qué es lo que pienso

yo soy un hombre bueno,
lo que pasa es que me estoy viniendo viejo.
trataré de hacer las cosas a su tiempo
o si no no le daré importancia al cuerpo

no puede ser que esto me preocupe
si estoy naciendo, qué bueno, qué bueno
¿para qué tantos años de experiencia
si justo ahora me doy cuenta que no tengo?

yo soy un hombre bueno,
lo que pasa es que me estoy viniendo viejo.
trataré de hacer las cosas a su tiempo
o si no no le daré importancia al cuerpo.

23.9.05

igual

Hoy descubrí que abriendo al revés un paquete de Rosamente queda formado un piquito que te permite servir yerba sin desperdiciar. Lo interesante es que fue de casualidad. No es que me plantié ver qué pasaba si abría el paquete por abajo. Simplemente sucedió. Luego me enteré que también varios avances de la ciencia se descubrieron así, por azar (la penicilina, por ejemplo). Quién sabe. Quizás hubiera sido bueno mezclando sustancias y espíando por el microscopio.

Igual escucharía Calamaro.

30.8.05

no me pregunten por qué

Brrrrrr. Hoy sí que hace frío ¿eh? Recién hablé con mi amigo J que está viviendo en Maryland, EEUU, cerca de Washington DC. J dice que en Buenos Aires no hace frío. "Chabón, acá cuando anuncian uno o dos grados todo el mundo dice '¡qué grosso! hoy está calentito!, hoy aflojó la nieve!!' ¿Te dás cuenta? Eso es frío, chabón. No la mariconada de Buenos Aires". Como siempre, tiene razón. Es increible cómo influye la temperatura en nuestras conversaciones. Es lo primero o casi lo primero que comentás cuando llegás al trabajo o estás por salir de un lugar. Obviamente también es el tema obligado con el portero, el guardia o el vecino que te cruzás en el ascensor. Todo el mundo se burla de esas conversaciones. Las tildan de falsas. A mí me gustan. Si lo pensás bien, es tremendamente loco que ya sepas que estás hablando de compromiso, que te importe un pito si al tipo la humedad lo tiene mal o si le conviene que no diluvie porque no lleva paraguas... ¡y que le sigas la corriente igual! Si uno lo piensa bien, es fabuloso. En esas instancias, en esos electrizantes segundos de mutua y flagrante mentira, todos ¡TODOS! nos revelamos como actores. Y sufriendo. Porque está claro que el otro ya sabe que sólo te interesa evitar un silencio incómodo. Y está claro que eso no nos preocupa. ¡Pero nunca al punto de que se vean los hilos! Por eso, de un tiempo a esta parte, yo opté por disfrutar. Por buscar la manera más... cómo decirlo... graciosa de pasar ese momento. Introduzco en la charla algún dato estadístico, algún estudio reciente, alguna consideración existencialista que le de un marco importante a esa situación y que del otro lado lleve a pensar: "Pará, ¿este tipo me está hablando en serio? ¿o me está jodiendo?". Pero no, no es ironía. Sólo ganas de jugar. Nada más copado que cuando el otro, ese desconocido del cual no nos importa absolutamente nada, se pliega secreto, cómplice, y te canta retruco. Te devuelve la estocada con otro comentario por el estilo. Frase que va, frase que viene y ambas partes que reproducen un diálogo hilarante. Es ahí, durante ese duelito efímero y extrañamente placentero, que te sentís hermanado. Fraterno. Y no me pregunten por qué. Brrrr. Hoy sí que hace frío ¿eh?

22.8.05

mi amigo Cepey

Hoy me crucé en el subte con Cepey, un compañero de la primaria que cada vez que abría la boca tiraba un pelotudo, forro o puto sin excepción. Al principio me asombraba porque recién volvía de Honduras (es una larga historia, amigos) y allá los quilomberos, los líeros que se rebelaban contra la escuela y te prestaban la revista porno, se portaban mal. Pero casi siempre de manera educada. Cepey no. Cepey vivía boca sucia todo el día. "Dale, pelotudo", "chupame un huevo, puto", "qué chupamedias del orto que sos", soltaba indistintamente como mejor prueba de amistad. Era un pibe rubio tirando a pelirrojo, bastante alto y muy flaco. Recuerdo que el guardapolvo le quedaba exageradamente corto y que decía que eso era porque había pegado el estirón demasiado rápido. Pero estábamos en quinto grado y eran las chicas las que a esa edad se desarrollaban a toda velocidad ("mirá qué orto, pelotudo", solía avisarme Cepey) y no nosotros. El tema es que mientras más insistía con esa excusa, más lo cargaban. Era raro porque a Cepey no le iba bien en las materias ni era querido por las maestras (cualidades que sí tenían otros a los que también jodían), pero por una extraña razón eso no era suficiente. Sus puteadas no lo salvaban. Me acuerdo tal cual: el guardapolvo super corto que le dejaba a la vista sus piernas flacas, y los pibes del curso que se aprovechaban de eso para joderlo y perseguirlo con cualquier otra cosa. Yo no. Yo no me sumaba a las gastadas. Ni con Cepey, ni con otros. Un poco porque no estaba acostumbrado (en Honduras no eran tan comunes), pero también porque sabía que mi viejo no hubiera estado de acuerdo. Hoy cuando lo vi en el subte, rubio tirando a pelirrojo, alto y flaco como antes, le busqué la mirada y le sonreí. No sé si me reconoció. Si lo hizo, ojalá guarde buen recuerdo de ese amigo que lo miraba con admiración cada vez que largaba alguna de sus parrafadas sucias y mal habladas.

17.8.05

con la verdad hosca

no lo sabemos

o nos olvidamos

pero cuando vas
con la verdad hosca
de lo que sos,
los ladinos
los manipuladores
se amedrentan
dan marcha atrás

en el fondo
tienen un secreto cuidado
una admiración muda y temerosa
por los que llegan
y les plantan bandera
así

6.8.05

no me parece imposible

Hoy fue una mañana con mucho mutismo. Pero hoy a la tarde, la cosa mejoró. Volvió el Prode a la oficina y yo puse un sólo visitante: Newells a Quilmes (gol de Ortega, claro). En el campeonato pasado quedé bastante arriba en la tabla general. Muy buena ubicación según varios compañeros de trabajo más experimentados en el tema. Ya en Tea, una amiga petisa y limonera me regaló dos pines de las fiestas que hace. Me dijo: "Bah, no sé. Creo que vos no usás, pero bueno. Te los regalo igual...". Le agredecí y le dije: "No te creas, siempre quise tener uno. Pasa que no encontraba...". Los enganché al bolso en filita, uno debajo del otro. Está bueno tener pines. Lo recomiendo. Ahora me gustaría tener de Bruce Springsteen y de Sean Penn, dos capos que quiero mucho. Después, con con varios compañeros, fuimos a comer unas pizzas en Los Inmortales. En un momento de la charla, nos pusimos a hablar de Ana María Giunta. Nos llamaba la atención que siempre se la llamara por su nombre completo. Ana María Giunta esto, Ana María Giunta lo otro. Nos preguntamos: "Sus hijos cuando le pedían de comer, ¿también la llamaban Ana María Giunta?". Por ejemplo: "Ana María Giunta, me servís más salchichas con puré?". Quedó la duda, pero algunos concluyeron que sí. "Son esquemas que te vienen de chico, nos los podés modificar así nomás", dijo una amigo. "Ni siquiera cuando tenés hijos", agregó otro. En el momento no nos dimos cuenta, pero la idea que tiraron fue bastante pesada. Pesada en cuanto a su implicación. Esquemas que no van a cambiar ni aunque tengas hijos. Ojalá se equivoquen. No me parece imposible. Cuando pagamos las pizzas y salimos, el frío seguía pero había menos humedad. Por suerte el 152 vino rápido. Y por suerte me tocó un asiento con luz. Saqué Graham Green y me puse a leer. Ya estoy en los tramos finales y cuesta no pasar las hojas a toda velocidad.

3.8.05

temí matarlo

En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El hombre le escupió la cara. Alí se incorporó y lo dejó.

Cuando le preguntaron porque había hecho eso, respondió:
-Me escupió la cara y temí matarlo estando yo enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos estando puro ante Dios.


(AH'MED EL QALYUBI en Nanadir)

26.7.05

si es napolitana mejor

Me despierta el fumigador. Hace bien, porque tengo que dar un final libre y ya es hora de levantarse.
-Juan Carlos, cómo le va.
-Fumigando, pibe. ¿Vos?
-Ahí. Viendo qué onda.
-Ya va a llegar, pibe -palmada en el hombro-, ya va a llegar... -vistazo rápido a las alacenas -¿Alguna hija de puta, ultimamente...? -ceño fruncido.
-Y... La verdad que no.
-No importa -mano que busca la visera del casco y la baja a posición de combate-. Igual vamos a darles para que tengan...
Fzzzzz. En cuclillas y sin piedad.
Fzzzzzzzzzzzz.
-¡Grande, Juan Carlos!
-Jajaja -brazo derecho que se estira al máximo y alcanza el rincón más lejano- No es nada, pibe.
Más fzzzzzzzz y el veneno que primero llega a los intersticios de las alacenas y después cae y se deposita plácido y mortifero detrás de la heladera y el microondas.
Mila observa todo con apasionada curiosidad. La levanto, así no estorba.
-¿Nueva, la gatita? -Juan Carlos, todavía en cuclillas, la sujeta de una pata.
-Seh. Cuatro meses.
-¿Nombre?
-Mila.
-Ja, ¿por milanesa?
-Sí, je. Por milanesa con papas. Y si es napolitana mejor.
Risa franca. Otro vistazo a las alacenas:
-Ojo con el veneno, eh... -dedo índice en alto.
-Sí, claro. Como siempre.
-Listo.
Fumigador que se incorpora, recoge sus utensilios, abre la puerta:
-Chau, pibe -palmada en el hombro-. Nos vemos.
-Chau -sonido de pasos que se alejan-. ¡Que siga bien, Juan Carlos!
Frenada a fondo. Media vuelta. Voz ronca en el pasillo:
-Mientras esas sigan palmando... -puño que amenaza en la oscuridad- ¡ponele la firma que voy a estar bien!
Risa de ambos lados. Cierro la puerta y suelto a Mila. Pienso, calculo, recuerdo: un final libre me espera.

20.7.05

Carver en La Paternal

El pibe tiene 13 años y se entera de quién es su viejo. Sin más, agarra la guía telefónica y empieza a buscar. Hasta que lo encuentra:

-Hola, ¿Pappo?
-Sí
-Soy tu hijo.
-¿En serio?
-En serio.
-...
-...
-¿Por que no venís esta noche al Viejo Correo?
-Bueno. Chau.

Carver o Rejtman no podrían haber imaginado esta escena mejor.

La historia completa acá

16.7.05

faena

te pueden dejar

pero si el cowboy
hizo bien su faena
vuelve a casa
palmea al perro
y tranquilo
se acuesta a dormir

13.7.05

atención

Empiezo a leer una nota, recojo la ropa, lavo un plato, le doy de comer a Mila, recojo más ropa, pongo agua a calentar, vuelvo a leer la nota, lavo otro plato, tiendo la cama, me conecto a internet, tiro los fideos al agua, lavo otro plato, limpio las piedritas de Mila, chequeo los mails, voy a buscar un cd, caliento una salsa, cierro el yahoo, leo otra nota, bajo el fuego de la salsa, hojeo una Comiqueando, pongo ropa a lavar, chequeo El Acople, cuelo los fideos, abro el hotmail, lavo otro plato, sirvo la mesa, pongo el cd, limpio el polvo de los estantes, contesto los mails, vuelco la salsa a los fideos, apago la compu, pongo otro cd, lavo otro plato, le sirvo agua a Mila, me siento a comer.

Todo despacio y armoniosamente. Tranqui y sin chistar.

Mi jefa me diagnosticó atención dispersa.

Me temo que tiene razón.

8.7.05

Londres, 7 del 7 del 05

Luego de los acontecimientos de público conocimiento, con la gente del trabajo hicimos lo que correspondía: fuimos y le jugamos a la quiniela, 24 pesos a la cabeza. Una suma nada despreciable si se considera que en general todos andamos con lo justo y que no podíamos gastar demasiado efectivo por la cercanía del almuerzo. Está demás decir que los números elegidos fueron el 7 y el 77, aunque yo objeté la segunda cifra por considerarla demasiada similar a la de mi cumpleaños (1977). "¿Qué tiene que ver el 77?", cuestioné. Nuestro Jefe me hizo entrar en razón: "Boludo, pensá: 7 del 07. Osea, 7 + 7 que da 77. Es obvio". No quedó otra que rendirme ante la evidencia. El siguiente problema fue definir la distribución de la inversión. Sí, ok, dos pesos. Pero... ¿cómo? ¿Los dos a la nacional? ¿O uno a la Nacional y el otro a la Provincia? Martín, 25 años, fervoroso hincha de Quilmes, amante del bingo y la mujeres, eximio cebador de matiolis, tiró la posta: "Acá lo que hay que hacer es jugarle a todas: Nacional, Provincial, matutina y vespertina. La cosa es estar cubiertos. Siempre". "Claro", se sumó Jessi, rubia, jóven y decidida: "¿Mirá si le jugamos a una y justo sale la otra? Nos vamos a querer matar". Los demás estuvimos de acuerdo. Hasta nuestro Jefe. No hay caso. Cuando se sabe, se sabe.

En estos meses que llevo laburando, nunca prestamos tanta atención a la tele del comedor. Las ensaladas habían llegado sin los sobrecitos de aceite. Grave. Pero lo único que nos importaba era lo que estaban por decir en Crónica. Ni los trenes explotados, ni la cifra de muertos, ni los heridos llenos de sangre. Sólo lo que estaban por anunciar Carozo y Narizota.

-05 a la cabeza.

Silencio.

Desazón.

Enojo.

Jessi: "Lo que te embola es que no era por la plata, era por el placer de jugar y ganar".

Martín: "Qué placer ni placer. Yo quería la guita"

Acalorado intercambio de impresiones.

Hasta que pone orden nuestro Jefe:

-Boludo, pensá: 77, es dos veces 7, osea 2. Y 7 menos 2 da 5, osea 05, el año en que estamos. Era obvio...

Y sí. La próxima hay que hacer las cuentas bien. El que no gana es porque no quiere.

1.7.05

gracias

“En algún momento de la vida de todo el mundo se apaga el fuego interior. Entonces, un encuentro con otro ser humano reaviva ese fuego y lo hace estallar en llamas. Todos debemos estar agradecidos a esas personas”.

Albert Schweitzer (1875-1965)
Teólogo, filósofo y médico misionero

27.6.05

¿Carta o A4?

A escasos días de iniciado formalmente el invierno, creo que cae de maduro una pregunta fundamental: las carilinas Elite, ¿hay que comprarlas en tamaño carta? ¿o en tamaño A4?

Unas te cubren mejor la nariz y la boca; otras, los cachetes y la nariz.

Yo creo que depende de las características fisonómicas de cada persona. Si sos tirando a cara de torta te conviene las carilinas carta; si sos más bien narigón, las A4. El problema es que no todos somos o una cosa o la otra. Ni chicha ni limonada, la famosa tercera posición. Y eso sin contar a los díscolos bocones, achinados y tantos otros.

Mientras tanto, el frío sigue ahí. Agazapado y dispuesto a enchastrarte de mocos en el momento menos pensado.

Desde acá quiero que sepa que no se la voy a hacer fácil. Las carilinas están conmigo y pronto (lo prometo) también en su formato más adecuado. Probar no cuesta nada.

24.6.05

parte de una fachada

Se escurre cuando llego y la quiero mimar un ratito. Pero apenas me siento en la compu, me ronrronea contra los pies y hasta que no le hago lugar no para. Bueh, "hacerle un lugar"... Está claro que Mila es la que manda. Si pasa un rato y todavía no le di curso a su reclamo, ella salta y se acomoda donde quiere. Lo que pasa es que en un primer momento tratamos de guardar las formas. Por ejemplo cuando vienen mis amigos. Ahí yo soy el rey de Amenabar y ella es la gatita copada que se acerca para que la acaricies luego de un corto rato.

-Che, buena onda Mila.

-Sí, ¿viste?

-Además, no es nada loca. Te hacé bastante caso cuando le hablás.

-Seeeh, obvio. La tengo bien enseñada.

Mi amigo termina su vaso de cerveza y pregunta si hay más. Yo voy a la heladera y busco. A veces hay más, a veces no. Está claro que somos parte de una fachada. Ella, vos y yo. Aunque te resistas y no quieras.

13.6.05

como si tuviera 16

Estoy preocupado por mi torpeza. Ahora que soy responsable de Mila tengo miedo de pisarle una patita en un descuido. Tiene la costumbre de seguirme a todas partes y yo la de acometer imprevistos movimientos en el momento menos pensado. Una conjunción peligrosa. De adolescente pensaba que era por la edad. "Estás en etapa de crecimiento, tu cuerpo necesita aprender a manejarse con su nuevo tamaño, es normal". Pero no. Pasó el tiempo y a los 27 sigo tropezándome con las baldosas flojas y golpeándome contra las alacenas abiertas como si tuviera 16. No es justo. Debe ser de origen genético.

10.6.05

al poco tiempo, el piso dejó de temblar

Ayer fui a ver Episodio 3 con mi hermano. “Ya que vimos juntos la 1 y la 2, también podríamos ver la 3, ¿no?”, me comentó hace unas semanas. A mí me gratificó su invitación porque él es fan de la saga y casi nunca vamos al cine juntos.

Nos citamos en Lavalle y Esmeralda y elegimos la función de las ocho y veinte en el Monumental. Por un plus de $1,70 te daban un paty con ensalada pero con mi hermano dejamos la promoción para después. “Pensá que a la salida vamos a tener más hambre y lo vamos a disfrutar el doble”, me dijo. Como llegamos temprano, conseguimos asientos en el medio. Tampoco es que hubiera tanta gente. Ya pasaron unas semanas del estreno, y la mayoría elige los complejos más modernos. Aunque para mí, el Monumental también tiene lo suyo. En los '90 lo remodelaron y lo dividieron en siete salas, todas grandes y de pantalla ancha. Las conozco bastante bien porque durante el secundario iba seguido después de clases. Me gustaba. Una vez lo había invitado a mi viejo a ver una de Michael Keaton (el que hizo Batman con Tim Burton) sobre un hombre que le informan que se va a morir de cáncer y decide grabarle a su hijo un vhs con su vida cotidiana: en el trabajo, en el centro comercial, con su amigos, o en el baño mientras se afeita. “Mi vida”, creo que se llamaba la película, y me acuerdo que un momento de la proyección el piso empezó a temblar. Al principio todos hacían como si nada. Pero te mirabas los pies y veías que daban unos saltitos que nadie les había ordenado. Era indisimulable: Buenos Aires temblaba. Y mucho. Una sensación de inquietud recorrió la sala. “Es el subte”, le susurré a mi viejo. “La línea B que pasa por debajo”. Él me miró con curiosidad. “Pasa cada dos o tres minutos —le dije al oído— pero se nota más cuando coincide con una escena dramática, esas que los personajes lloran porque se dan cuenta que ya no pueden cambiar lo que les duele en su vida”. Mi viejo asintió. “Claro”, dijo. “Entiendo”. Al poco tiempo, el piso dejó de temblar.

Ayer los jedis desenvainaban sus sables laser a full, Natalie Portman lloró a pleno por ese amor que se derrumbaba y las orejas de Yoda se entumecían hasta partirte el corazón. Pero del subte ni noticias. Al parecer, nos tocó una sala que está más arriba y no le afectan los temblores. Acompañé a mi mano hasta la parada del 59 y, antes de despedirnos, quedamos en ver Sin City cuando la estrenen. Tiene razón: a la salida, el paty con ensalada se disfrutó más.

7.6.05

mi gata cree que la vida es así

Que haya una sola persona importante en la vida.
Que lo lógico es que esa persona se vaya temprano y vuelva tarde.
Que los otros son copados pero no importantes.
Que la comida te llegue del cielo (o de la alacena) y que el maná venga del ronrroneo, del reproche, de los ojos azules fijos en tu culpa.
Que los vidrios sean la ventana de lo que nunca podrás tocar.
Que las piedras se recojan, se barran y se tiran al inodoro.
Que la música suene de repente y porque sí.
Que de lunes a viernes la vida es rutinaria, y de sábado a domingo es caprichosa.
Que el agua es que queda de ducha es asquerosa pero sumamente rica.
Que el viaje hacia las vacunas es esa pesadilla que, como Matrix, se hace realidad.
Que los cordones son la montaña rusa de la emoción.
Que el ser al que querés es uno y solo uno.
Que cuando le digo Mila! inmediatamente deja todo y me tiene que mirar
Que la vida es así

3.6.05

solidaridades de oficina

Me tocó quedarme más tiempo en el laburo y faltar a mis obligaciones en TEA. Pero está bueno: en una tele pasan a Charly García en el salón blanco de la Casa Rosada. La primera impresión que provoca en los que están por acá es simpatía: "Jajaj, qué loco, Charly en la Rosada". Siguen absortos en sus monitores, pero ahora también tararean "pasajera en trance". Un gordito bastante freak de rulitos (yo entré hace poco y no conozco todos los nombres de pila) me pregunta: "Che, no da para subir el volumen?". Estoy cerca del televisor y eso implicaría estirar el brazo y, en puntas de pie y con decidido esfuerzo, a duras penas alcanzar el botoncito del volumen. "No nos irán a putear, ¿no?", le pregunto. "Nah", dice el de rulitos, que es bastante capo y, en cualquier caso promete que me protegerá.

Subo el volumen.

Como dije soy nuevo acá. Y aveces siento que necesito protección. Una palmada en el hombro, un "Eh, che, bastante bien".

La música de Charly activa solidaridades de oficina.

26.5.05

¿cuál es tu beatle favorito?

El martes ibamos en un taxi con Cristian y Anibal (compañeros acoplenses) hacia una fiesta que, ya sospechábamos, no pasaría a la historia. Durante el trayecto le pedimos al tachero que ponga, por lo menos, un clásico de la Aspen (sonaba una melosidad tipo Witney Houston en ese momento). El tipo nos hace caso, pone Aspen y aperece en el dial, fresca y radiante, "She's the boss" de Mick Jagger. Los tres suspiramos de placer. Qué clase. Qué glamour pendenciero. Qué bien nos hace. Comentamos la tapa de ese disco (Jagger recostado, sexy, sobre el suelo) y Cristian dice: "Mirá qué clara la tenía el chabón. Te decía 'el jefe es ella', y es tal cual... ". El tachero se ríe: "Es verdad", confirma y reconoce que es un temazo más allá de que a él siempre le gustaron más los Beatles. "A mí al revés", dice Cristian, treinta y pico pero ya lejos de la época en que, adolescente, idolatraba a los Stones en detrimento de los Beatles. "Era sólo para llevarle la contra a mi vieja”, reconoce y le pregunta al tachero cuál es su beatle favorito. "John Lennon, sin dudas", dice el tipo, entusiasmado. "Ah", dice Cristian, "el mío es George Harrison". Por esas cosas mágicas de la noche en Buenos Aires, de la maravillosa magia de la radio o de las falsas casualidades de la vida, en ese momento ponen "Here comes the sun", del citado George. Todos empezamos a tararearla. Yo miro por la ventana y digo: "Mi beatle favorito es Brian Wilson". Anibal, Cristian y el tachero hacen un silencio y luego ríen despacio. "Es que él es un rebelde", dice Cristian. "Sí", digo yo. "Mañana lo voy a poner de nick en mi messenger".

24.5.05

Mila

Así se llama mi gata.

Está bien, ¿no?

Por lo pronto, ella está en la onda de jugar al hockey con pelotitas de papel y cinta scotch. Se pone a corretear por el living-comedor y, a toda velocidad, se pasa la pelotita de izquierda a derecha y de derecha a izquierda.

Ja! Tiene sangre de leona.

19.5.05

con alma de perro

El viernes pasado Fernán y su novia me regalaron una gata de dos meses y medio. Es atigrada, de ojos claros y bastante juguetona. Lo que sí, lo de la autosuficiencia está por verse. Durante la semana me paso mucho tiempo afuera y cuando vuelvo tipo once de la noche, la gata está que trina. Me maulla, me muerde los pies, me mira fijo enojada. Media hora mínimo. Después, sí, se calma, y por ahí se acerca y ronrronea. Pero... ¿no era que los gatos eran independientes? Me parece que me regalaron una gata con alma de perro.

11.5.05

cualquiera menos una mina con onda

Hace unos días que me quejaba porque cada vez que volvía a casa y chequeaba los mensajes del contestador nunca encontraba el de una mina. Amigos, promociones, gente del laburo, compañeros de la facultad o de tea, plomeros, familiares, cualquiera menos la voz de una mina con onda. Recordaba viejas épocas jóvenes (ya tengo 27 y medio) cuando era toda una emoción chequear los mensajes -con situaciones como "uh esta también me llamó, ¡qué groso!"- y las comparaba con ahora y me decía qué mal, qué bajo caí.

Hasta que ayer llegué y escuché la voz de una ex ex novia. "Por favor llamame".

Bueno...

Algo es algo.

9.5.05

cowboys

se la bancan solos
no mienten
respetan al indio
tratan bien a las putas
hablan poco
dan la vida por un amigo
adoran a su caballo
nunca disparan por la espalda
y aman la justicia

por más que eso los deje
fuera de la ley.

con que pueda cumplir
tres o cuatro
de las anteriores

a mí me alcanza