15.4.08

man in black 6 (jack 1)

¿Saben lo que es una caseta para ahumados? Es una construcción de madera, de unos cuatro metros de largo por otros cuatro de ancho, que se usa para ahumar carne. Todos los que vivían en el campo, a no ser que fueran extremadamente pobres, poseían una caseta de ahumados. Estabas obligado a tener una sino querías que la carne se te echase a perder.

En la caseta para ahumados fue donde Papá, serio y extraño en su dolor y asombro, me enseñó las ropas ensangrentadas de Jack.

Jack era mi hermano mayor y mi héroe. Mi mejor amigo y compañero. Mi mentor y protector. Nos llevábamos bien, Jack y yo. Éramos felices juntos. Lo amaba. Lo admiraba de verdad.

Era un chico muy maduro para su edad, reflexivo y constante. Alguien en quien podías confiar. Tenía tanta vida interior, tanta espiritualidad, que cuando murió y anunció que había sentido la llamada de Dios para convertirse en ministro del Evangelio, nadie se planteó cuestionar su sinceridad ni la legitimidad de su decisión. Jack Cash hubiera sido un buen ministro: todos en Dyess estaban de acuerdo en eso. Cuando lo recuerdo a los 14, la edad en que murió, lo veo como un adulto, no como un niño.

Tenía un claro y juicioso entendimiento del bien y del mal. Pero también era divertido. Un gran compañero de pesca y un colega en todo momento, que estaba en excelente forma, prácticamente perfecto en lo físico, un potente nadador y un veloz corredor. Todos los chicos trepábamos los árboles como ardillas, por supuesto. Pero él era excepcional: lo bastante fuerte como para trepar una soga sin siquiera usar los pies.

Eso me impresionaba porque yo era débil, flaco y huesudo, sin apenas fuerzas. Cuando Jack cumplió 14, yo ya fumaba desde los 12. Le robaba cigarrillos a Papá o se los mendigaba a los otros chicos. Incluso a veces compraba y los armaba muy bien, era un consumado fumador. Sabía que era nocivo y autodestructivo, porque lo decía el predicador y porque resultaba obvio. Pero nunca fui de los que permiten que tales consideraciones se interpongan en camino a la ruina.

Jack estaba al tanto de que yo fumaba y no lo aprobaba en absoluto. Pero no me criticaba. De hecho, el día que murió, había estado fumando delante suyo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy fan de Man in black, me copa!
Abrazo!

Unknown dijo...

En mi casa, cuando todavía vivían los chilenos, había una caseta para ahumados, pero le decíamos el ahumadero. Adentro, el olor del humo era espeso y estaba adherido a las paredes de madera negra. Había un alambre, como un tender, que iba de lado a lado de la construcción. Ahí se colgaban los pedazos finos de carne. Charqui, le decíamos. Lo comíamos como caramelos.
Después lo tiraron, para contruir otra cosa. Más tarde los chilenos se fueron: primero edgardo golpeó a teresa, su esposa. Mi papá los separó. Mi papá tenía treinta y algo de años, y edgardo bastante más, pero le tuvo respeto. Paulina y antonio eran los hijos. Antonio golpeaba las manzanas que cosechaba contra el tronco del manzano, al grito de "le chaca la vitamina". Con paulina fuimos una vez al arroyo del fondo y creo que nos desnudamos o algo así. Yo tenía seis años, no me acuerdo muy bien.

Unknown dijo...

Igual, tener una caseta de ahumados no hace que sea Johnny Cash.
(Esto lo estás escribiendo vos o es un libro?)

abrazo