21.7.12

Escribiendo a la velocidad de la luz porque acá en San Francisco el segundo de internet se cotiza como su precio en oro (sobre todo si sos visitante y no tenés una credit card con fondos vastos) les cuento que pasar de toda la zona de LA y San Diego e incluso Las Vegas es un pequeño shock, casi que no parecen pertenecientes al mismo estado ni ni siquiera al mismo país. Todas las habladurías de San Francisco que siempre escucharon son ciertas. Que es una ciudad hermosa, que es de las más sofisticadas de EE.UU (y el mundo), que la gente está loca muy loca, y... que es insoportable. Por momentos. Venís tan acostumbrado a que la gente realmente no tenga segundas lecturas de las cosas, que sea más llana y sencilla en todo el resto de California, que cuando llegás a esta ciudad y al segundo ves que una mujer en el subte se acerca a tu novia y le pregunta por los zapatos, dónde los compró, que qué bonitos son, te das cuenta que vas a estar en estado de observación constante. Al menos en la zona de San Francisco que venís conociendo. Que hasta el momento son todas. Lo distinguido y lo pretencioso que te hace recordar todo eso que no te gusta de Buenos Aires, pero que inevitablemente acompaña a lo otro. Lo que amás. Supongo que por acá será igual. Todavía no recorrí la famosa Height St con los sobrevivientes de los hippies y de la contracultura de los sesenta. Hay dos posibilidades. Que esté bueno. O que sea Palermo Soho. En todos caso, si es amigable y suelto, estaré bien. Mientras, las callecitas, las subidas y bajadas, los edificios victorianos de no más de tres pisos de altura, te seducen, sin duda. Y como dijo un mexicano que vive acá desde hace unos veinte años: "Aquí no necesitas carro. Puedes ir a todos lados caminando. Una vez fui por unas semanas a Los Angeles y me deprimí tuve que volverme corriendo. Todas esas autopistas y espacios vacíos. Ese calor asfixiante. No, señor, eso no es lo mío". Y es cierto. Y por eso, a un porteño, como comentaba, le parezca más amigable SF que LA. Por similitud. O aparente similitud. Porque LA, con su relax total, su brillo frivolo de Hollywood, sus playas de todo tipo (la peatonal de la rockera Venice tiene algo de la 3 de Gesell), pero sobre todo, por la calidez sin vueltas de todos quienes realmente hacen la ciudad día a día (los mexicanos, los salvadoreños, los pakis, los taiwaneses, los red necks que siempre andan por ahí), por ahora se lleva mi preferencia. Y no es que San Francisco no sea cosmopolita. Lo es. Pero de una manera que a LA, sin tanta pompa, le sale mejor.



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