Y bueno, perdimos. Nos faltaron algunos de los mejores soldados. Pero los que estuvieron, lo hicieron bien. Ellos, en cambio, mostraron la hilacha. Si hasta en un momento nos pusimos a tiro. ¡A las zancadas y rotos como estábamos! Fue impresionante verlo a Nocioni saltar a la cancha en una pierna y aún así arengar al equipo para remontar lo imposible. O a Paolo Quinteros y Juan Gutierrez, que jugaron poco y nada durante todo el torneo, asumir el compromiso más impensado desde la garra y el orgullo. Ninguno desentonó. Y eso, ¿quién te lo quita?
Ayer les decía a unos amigos: "Prendánles una vela a los muchachos".
Bueno, no sé si la virgen estuvo de nuestro lado. Pero el corazón seguro que sí.
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2 comentarios:
medalla de bronce, huevos de oro...
arengar, de eso se trata !
a esa hora era buena idea prender una vela, seguro
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