29.5.12

ay ay ay

Elegir una remera de rock favorita se me hace difícil porque tuve muchas favoritas remeras de rock. Siempre me gustaron. De chiquito. Y remarco lo de chiquito porque apenas vi a esos chabones más grandes lucir orgullosos sus camisetas de Sumo, Ramones o Kiss recuerdo que aluciné y que inmediatamente quise tener una para mí. Mi propia remera de rock. La seguidilla arranca con una de Canción Animal, el disco de Soda Stereo, que usaba a los 13 (circa 1990) cuando aún no había terminado la primaria. Luego, ya con 14 o 15, porté bastante una de Pescado Rabioso, más específicamente la blanca con el pescadito zigzagueante en estado de shock del segundo disco, que mandé a estampar yo mismo porque en ese momento todavía no se conseguía. Era la época en que me la pasaba escuchando a los viejos próceres del rock nacional mientras me refugiaba en mi cuarto adolescente y cursaba el secundario en el Instituto San Román. Sin embargo, la posta, la remera de rock que sí puedo decir que me identificó de manera importante fue la del Ay Ay Ay de Los Piojos. Una casaca negra con el clásico piojo en pie de guerra y una espada rústica tipo Nippur de Lagash alzada en son de guerra que compré a los 17 (año 95) en la extinta galería Churba de Cabildo y Juramento. Los Piojos fue la primera banda que sentí que le hablaba a mi generación y aquellos primeros recitales que vi en el también extinto Arpegios de Defensa y Cochabamba me marcaron para siempre. Me hicieron creer en el rock de manera más definitiva y personal. Y, de paso, ampliar esa fe hacia otros grupos de aquella época como Peligrosos Gorriones, El Otro Yo, Caballeros de la Quema, los primeros Babasónicos y El Otro Yo, entre otros. Más tarde, a comienzos de los 2000, vino una etapa variada en la que abandoné un poco las remeras de rock, pero no mi gusto por las bandas, que de a poco fue apuntando más a los grupos de corte americano, ese low-fi que sentí tan propio como mis primeros años en la facultad, las pelis de Sean Penn y mis primeras novias, todas debidamente receptoras de compilados artesanales con temas de Pavement, Sebadoh o Yo la Tengo. En los ultimos años, de todos modos, retomé mi afición por las remeras rockeras. Primero con varias de Dylan y Calamaro (cuenta pendiente de aquellos años 2000 y ese quíntuple Salmón que me acompañó siempre) y luego con algunas de los grupos que de a poco fueron ganando su lugar y hoy brillan en el under. Me refiero a Prietto viaja al cosmos con Mariano, Sr. Tomate, 107 Faunos, El Perrodiablo, Fútbol y muchos otros que ya conocen quienes curten la movida y supongo se imaginarán. No de todas tengo remeras (todavía), pero sí de casi todas. Y de las que aún no tengo, pronto pienso tener. Creo que calzarse una remera de rock es ser abanderado de gente en quien confiás (y a quien querés) de manera especial. Es decirle al otro, un desconocido, en silencio: "¿No te gusta cómo me visto? Jodete". O también: "¡Qué grosso, boludo! ¡Aguante!" porque ves que comparte el mismo amor por ese disco (o banda o solista) que justo lleva en el pecho. Pienso que portar una remera de rock es creer. Y creer está bien. Aguanten las remeras de rock.



(columna para la sección remeras de rock de ArteZeta)

27.5.12

pvaccm



Es un súper 10

Y si sos fan
del doble
de Pescado
seguro
cambiás de religión

***

Si alguien siente curiosidad acerca de como es eso de viajar al cosmos aconsejamos lo siguiente:

juntarse con un amigo y dos instrumentos, sepan tocarlos o no, sean instrumentos reales o no, jugar con los sonidos

si su idioma los limita, cantar en un idioma desconocido creyendo verdaderamente en cada palabra que expresan

las unicas clasificaciones musicales que creo que existen son: musica cerebral, musica sexual, musica espiritual y musica del corazon

***
 
"Rezan juntos... ". Maxi Prietto rompía la garganta y Kurt Vile desde la cocinita del hotel lo escuchaba admirado y secretamente envidioso. Es una anécdota que nunca conté. Pero Maxi se le plantó con la acústica y nos cantó las cuarenta a todos los que estábamos ahí, post show de Thurston Moore y el propio Vile en Niceto. Tenían que verlo a Maxi preguntándole a Kurt, tras de cantarle el tema, si conocía "las bandas de acá" "¿Escuchaste Shaman, La Patrulla?" "No", le decía él lo más educadamente posible. "Deberías, chabón. Shaman es un genio, la rompe". Uno preguntando en castellano y el otro respondiendo en inglés. Sin problemas. Y si bien Prietto al principio no quería tocar, por suerte Gusti de El Mató, que también estaba, le alcanzó una criolla, y ahí sí, ya no quedaron más excusas. A cantar, amigos. "Rezan juntos/ los niños en sus camas y/ descubren que hay arañas/ muertas/ en su voz... // ¡Es de verdad!/ ¡El sol es solo un sueño/ de un hombre que nunca vio/ la luz! ¡Es de verdad!...".
 

24.5.12

perfil de un naúfrago desolado


La historia, por repetida, no es menos mítica. Tanguito balbucea versos rotos en un baño de La Perla de Once (“Estoy muy solo en este mundo de mierda”), pero no sabe cómo continuarlos. Le pide ayuda a Litto Nebbia, que se entusiasma y vuelve al día siguiente con la tarea terminada. Así, en las sombras y sin pompa, nace “La balsa”, el primer himno del rock nacional. Pero también uno de sus más grandes equívocos: por ignorancia o malicia muchos acusaron a Litto de haberle robado el tema a Tanguito. “Esa leyenda negra acerca de que Nebbia le robó ‘La balsa’ es absurda y mentirosa”, dijo hace un tiempo Javier Martínez. Y Moris, otro cuevero, detalló: “El principio es de Tango, pero el puente ‘tengo que conseguir mucha madera’ es claramente de Litto. Tango no sabía hacer eso, no dominaba la bossanova”. Por suerte, hoy son pocos los que dudan de la honestidad de Nebbia. Pero en cambio, ya son demasiados los que por reacción al equívoco anterior a veces dudan del talento –distinto, de otro orden, pero innegable– de José Alberto Iglesias. Porque así como Tango Feroz –aquel blockbuster del ’93 con Fernán Mirás y Cecilia Dopazo– trastabilló al retratar un Tanguito irreverente, líder y ganador (cuando en realidad era tímido, perdedor y alucinado), también erraron quienes pasaron a ver en Ramses VII (otro de sus tantos seudónimos) apenas un mito exagerado. Nada más falso. Adelantadísimo a su tiempo, el don de Tanguito no era la composición preciosista sino el folk descarnado y el divague a prueba de solemnidades, con más picardía que destreza, como lo demuestran su disco póstumo y las recientes grabaciones inéditas encontradas. Curioso: con el auge de la composición a fogón que vivió en los últimos años la escena porteña (de Pablo Dacal a Pablo Grinjot o Coiffeur), es probable que la figura de Tanguito hubiera brillado bastante más hoy que en tiempos de La Cueva.

(columna publicada en Tiempo Argentino, a 40 años de la muerte de Tanguito)

16.5.12

Yo soy dogmático, dice Mariotto
en el programa de Fantino.

Y yo pienso dogmáticos
son los troscos, Mariotto.

Los peronistas
a lo sumo
somos doctrinarios.

***

Lo más probable es que un peronista
no recite
la doctrina
de manera perfecta
pero que igual la cumpla
como si hubiese sido
educado y entrenado
en ella.

15.5.12

peronistas

¿Se acuerdan de mi galería de peronistas?

La arranqué en 2008, casi como un juego, en un momento especial de mi vida y del país. El conflicto Campo-Gobierno estaba a punto de estallar (increiblemente la arranqué antes) y esa vieja dicotomía de peronistas y gorilas resurgía con una fuerza que irritaba a derecha e izquierda, pero que no dejaba de ser central. Al punto que no podía entenderse bien lo que pasaba sin entender históricamente ese rencor.

Los tiempos cambiaron. Y si bien el Gobierno perdió esa batalla contra el campo, venció en lo cultural. Y ser peronista pasó a ser en muchos casos un valor posible y hasta deseable de clase media. Por lo menos en su versión kirchnerista o camporista.

La galería, entonces, quedó ahí, discontinuada, algo olvidada, pero siempre citada por algún que otro entusiasta que veía algo potente en ella.

Y yo también.

Por eso este año la retomé en tumblr y de a poco le fui rearmando, sumando un peronista nuevo todos los lunes.

Espero poder mantenerla a lo largo de este año

Cualquier idea o sugerencia, bienvenida

Viva Perón

8.5.12


Gracias por inculcarme de chiquito el surrealismo barrial y el peronismo tácito, sin proclamas o peroratas. Te voy a extrañar.

7.5.12

The Relato

-¿Paul? ¿Paul Krugman?
-¿Sí?
-Cristina
-Oh... ¿Cómo le va?
-Muy bien. Gracias por el artículo. Me encantó
-De nada. Fui objetivo
-Sí... Por momentos demasiado, si me permite ser sincera...

***

-¿A qué se refiere, señora?
-¿Qué es eso de que crecemos desde 2002? ¡No me diga que se volvió duhaldista!
-No, pero el PBI es el PBI. Y usted, que siempre le ha ido bien en ese ítem, lo sabe bien...
-La verdad que sí, Paul.

***

-Además el euro es la nueva convertibildad. Sólo falta que anuncien el corralito y empiecen con las asambleas en España...
-Jaja, sí, las recuerdo. ¿Sabía que en Santa Cruz no hubo ni una?
-No. Pero no me extraña.

***

-Ahora, lo que me encantó, Paul, es lo que dice de las coberturas de prensa, cómo muchas veces subestiman nuestro crecimiento frente al de Chile o Brasil...
-Es que nos cuesta mucho entenderlos. Yo recién ahora lo estoy logrando...
-Bueno, mejor tarde que nunca, Paul. Mejor tarde que nunca...

***

-La verdad, lo consultaría más seguido. Pero no tuve buenas experiencias con los intelectuales...
-Lo sé: Beatriz Sarlo, José Pablo Feinmann...
-De ese ni me hable, Paul. Lo quiero matar.

***

-Y digame, Paul ¿Usted es peronista?
-No señora. Demócrata. Y keynesiano
-Bueno, masomenos lo mismo...
-No crea. Nunca tuvimos un Perón.

***

-Puf. A veces no sé si fue una salvación o una condena haber tenido un Perón.
-Bueno, le dio voz al pueblo...
-Sí. ¡Y después se rajó!

***

-Entre nos, Paul, a veces no me lo banco al Viejo. Pero debo reconocer que nadie jodió tanto a la oligarquía como él
-Y... La verdad que no.

***

-Igual qué cosa esto de siempre volver a Perón, ¿no?. ¡Ya pasaron casi 70 años del 17 de octubre!
-Es cierto ¿Lo piensan festejar?
-Mire, si le digo le miento.

***

-Bueno, ya festejaron los 9 años del 27 de abril de 2003. Una cifra rara, impar...
-Es que... Bueno, usted ya se imagina...
-¿Qué me imagino?
-¡No se haga el tonto, Paul!

***

-Usted me quiere decir que buscaron una efeméride para tapar otro acto, el de un camionero?
-Lo está diciendo usted, no yo...
-Ahora empiezo a entender el peronismo...

***

-Es política. ¿O me va a decir que los demócratas son todos santos y repúblicanos?
-Santos no sé, ¡pero republicanos nunca!
-Je. Usted me cae cada vez mejor, Paul.

***

-Bueno, tengo mucho que hacer. Lo dejo, Paul
-¿Ya? ¿No me va a decir qué va a hacer con Moyano?
-¿Y qué quiere haga?
-No sé... ¿recibirlo?

***

-Ah bueno, me habla bien de Duhalde y ahora de Moyano ¿Seguro que es demócrata usted?
-Y sí ¿Qué quiere que sea?
-Y... Kirchnerista no estaría nada mal.

***

-Je, me hace reir señora. El kirchnerismo me cae muy bien pero...
-¿Pero...?
-Pero... ¡Usted es insaciable!
-Ay, ¡no me diga eso, Paul!

***

-En fin...
-¿En fin qué?
-¿Que va a hacer con Moyano?
-¡Y dale con Moyano! ¡No me importa Moyano! ¡Me importan los jóvenes! ¡Mis jóvenes!

***

-Bueno, pero la CGT, el movimiento obrero organizado...
-¿Pero qué le pasa, Paul? ¿Le agarró un ataque hoffista de repente?
-No, señora, eso nunca. Dios, en quien no creo ni creeré, me salve y guarde...

***

-Lo que pasa es que hay cosas que usted no entiende, Paul. Y por ahí cree que acá es todo como allá. Y la verdad es que somos muy diferentes. Parecidos pero diferentes...
-Lo sé, señora. Lo sé.

***

-¿Por qué no se viene un día de visita, Paul? Ya una vez vino su admirada Segolene Royale.
-Sí, lo recuerdo perfectamente. En el 2007. Para su asunción. Cuando pidió ser mejores ciudadanos y respetar los semáforos...
-¡Usted no me perdona una, eh!
-Es cierto. Disculpe.

***

-Igual, me cae bien usted. No soporto a los obsecuentes.
-Le creo. Kicillof es de todo menos un obsecuente.
-Tal cual, Paul. Tal cual.

***

-¿Ve? Kicillof es un gran ejemplo de la juventud que le hablaba. ¡Mi juventud! ¿Sabía que al principio era contrera?
-Claro. Un keynesyano. Como yo.

***

-Bueno, usted seguro ya lo debe saber, pero Néstor era un fanático de Keynes.
-Sí. Lo sé. Le discutía a Lavagna con el manual al lado.
-Exacto. No sabe cómo lo extraño.

***

-Me hubiera gustado conocerlo antes a Kirchner. Siento que llegué tarde a él
-Sí. Como todos
-¡No se me enoje, señora!
-No me enojo, Paul, soy así.

***

-Bueno, listo por hoy, ¿no?
-Si usted lo dice...
-Sí. Ha sido un placer, Paul.
-Lo mismo digo señora. Cuídese...
-Lo haré, Paul. ¡Hasta la próxima!
-Hasta la próxima.

6.5.12

En mi cuarto planea
un mosquito
que sobrevivió a la helada
de los últimos días

Es un believer

Me da pena
matarlo

3.5.12

El gran momento de Valentín
y los Volcanes
es la parte en que aullás
como un borracho
enamorado
frente al micrófono
que sin darte cuenta
armás
con los ojos ciegos
y el puño cerrado