2.6.08

man in black 6 (jack 3)

Vimos vivo a Jack.

Estaba inconsciente cuando llegamos al hospital, anestesiado por las drogas que le habían inyectado para calmar el dolor. Pero no se murió aquel día. El miércoles, cuatro días después del accidente, todas las congregaciones religiosas del pueblo dispusieron un servicio especial a su nombre, y a la mañana siguiente experimentó una asombrosa recuperación. Dijo que se sentía bien, y tenía buen aspecto. Ahí estaba en la cama, tan bien como era posible, leyendo su correo -había llegado una carta de su novia- y riendo alegremente. Mi madre y mi padre, yo mismo, pensamos que estábamos presenciando un milagro. ¡Jack iba a vivir!

El viejo doctor Hollingsworth sabía la verdad. Había operado a Jack cuando lo ingresaron, y nos repetía: "No se hagan ilusiones. Tuve que extraerle gran parte de sus entrañas y... bueno, ya no queda nada ahí adentro. Mejor avisen a todos los familiares que quieran verlo antes de que fallezca". Así lo hicimos, pero sin perder del todo la esperanza.

No por mucho tiempo. El viernes Jack empeoró, y esa noche nos quedamos a dormir en el hospital, en camas que el doctor Hollingsworth había dispuesto para los ocho que éramos: Papá, tres chicas, tres chicos y Mamá.

El sábado temprano me despertó el llanto de Papá, estaba rezando.

Tampoco lo había visto nunca rezar.

Me vió despierto y dijo: "Vamos a su habitación. Digásmole adiós".

Entramos y todos lloraban. Mamá en la cabecera de la cama con mis hermanos y hermanas alrededor. Papá me sentó en el lado opuesto de de donde estaba Mamá, y ahí escuché a Jack desvariar: "Las mulas se escaparon. No dejen que entren al maíz. ¡Atrapen esas mulas!", decía. Aunque de pronto se calmó. Y adquirió una extraña lucidez. "Estoy contento de que estén todos acá", dijo mirando alrededor.

Cerró los ojos. "Veo un hermoso río", dijo. "Va en dos direcciones... Mamá, ¿lo ves?"

"No, hijo. No puedo verlo", dijo ella.

"Esta bién. ¿Pero oís a los ángeles?"

"No, hijo. No oigo a los ángeles".

Las lágrimas brotaban de sus ojos. "Ojalá los oyeras -dijo él- Es tan hermoso... Tan lindo".

Y entonces se quedó inmovil.

Tenía los intestinos envenados. Vomitó esa sustancia infecta sobre su pecho. Y se nos fue.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy fan absoluto de Man in Black. Muy copado

Che, veamosnos el viernes!!!

Abrazo!